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Pequeño mundo 
por Eli Bravo  
jueves, 13 diciembre 2007


Si alguna vez se ha preguntado qué clase de mundo le dejaremos a nuestros hijos basta escuchar las voces que llegan desde Bali en la reunión de la ONU sobre Cambio Climático. Las señales están allí, el discurso no es nuevo: el fenómeno está ocurriendo y si no tomamos las medidas necesarias en 50 años estaremos con el agua al cuello. Literalmente. Para los niños, niñas y adolescentes el panorama será peor, a ellos les llegará hasta la coronilla.

Mientras los científicos coinciden en las causas y consecuencias de esta emergencia, los gobiernos se mueven con lentitud hacia un acuerdo, jugando a proteger sus economías, y en el caso de Estados Unidos y China, a ganar tiempo. Tiempo que no tienen los más jóvenes, a quienes les tocará vivir en un planeta convulsionado por sequías, migraciones masivas, guerras por el agua, inundaciones, enfermedades y hambrunas. No es el Apocalipsis, es la consecuencia de nuestro desarrollo.

Los chicos no se quedan callados. En el marco de la Asamblea General de la ONU donde se analizan los avances de los últimos cinco años para hacer de este mundo un lugar más apropiado para la infancia, UNICEF presentó una publicación que describe las preocupaciones de los niños frente al Cambio Climático. Preocupaciones reales: según la OMS una cuarta parte de las muertes en el planeta ocurren por causas medioambientales, cifra que sube a una tercera parte cuando hablamos de menores de 14 años. Si bien la humanidad ha logrado reducir las tasas de mortalidad infantil y en los últimos 5 años el número de niñas y niños sin educación ha disminuido en más de 20 millones, todavía hay un reto muy grande para revertir los efectos del Cambio Climático: 175 millones de pequeñines estarán en peligro durante la próxima década a causa de climas extremos y desastres naturales.

Como dijo a los adultos la joven guyanesa Greer Jackson, de apenas 11 años, en la presentación de esta publicación de UNICEF “ustedes tienen la responsabilidad de hacer de este mundo un lugar donde podamos vivir. No es posible hacer dinero destruyendo nuestro ambiente. Esta no es una petición, es una demanda: es su responsabilidad salvar nuestro mundo”

¿Escucharon, distinguidos burócratas del planeta? A la hora de negociar el acuerdo que sustituya el Protocolo de Kyoto, piensen en sus hijos.

ebravo@unionradio.com.ve 

 
 

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