Inicio | Editor | Contáctenos 
 
 

No disparen 
por Eli Bravo  
jueves, 11 enero 2007



Sesenta días de paz no son una vida, pero podrían salvar muchas. Al menos en Darfur, Sudán, donde unas 400 mil personas han sido asesinadas en los últimos 3 años y medio. El cese al fuego firmado esta semana bajo el patrocinio de la Coalición Salvemos Darfur podría terminar con el primer genocidio del siglo XXI, donde milicias árabes han exterminado la población negra bajo la mirada complaciente, y a veces con la ayuda, del gobierno. El presidente Omar Al-Bashir se defiende argumentando que en Darfur hay una guerra contra grupos rebeldes que desean tomar control de esta región al este de Sudán, dos tercios el tamaño de Francia, y que no tiene responsabilidad sobre las masacres.

El acuerdo fue facilitado por el gobernador de Nuevo México, Bill Richardson, quien reconoció que en el pasado los altos al fuego en Darfur han sido inútiles y que todavía no se podrán enviar cascos azules de la ONU para garantizar la paz. El gobierno sudanés solo acepta la presencia de 7 mil tropas de la Unión Africana pobremente equipadas, pero el acuerdo abre la posibilidad a personal técnico de Naciones Unidas y en el futuro una fuerza híbrida ONU-UA. Hace dos años la ONU impuso sanciones a Sudán, especialmente en lo referente a comercio de armas, y el gobierno de Al-Bashir puede mostrar a su favor un acuerdo que a mediados de 2006 que puso fin a 21 años de guerra en el sur del país con grupos rebeldes no relacionados directamente con los que operan en Darfur.

En sus primeras declaraciones como Secretario General de la ONU, Ban Ki Moon colocó a Darfur en el tope de sus prioridades y la comunidad internacional pareciera finalmente actuar de forma coordinada para detener este genocidio. Como en todo conflicto, las contradicciones son espantosas: mientras en Darfur reina la desolación, en la capital Jartum sus habitantes experimenta una suerte de boom económico producto del petróleo, recurso que no solo atrae dólares sin también la “cautela diplomática” de países como China. Curiosamente Venezuela, autoproclamada defensora mundial de los explotados y desposeídos, ha mantenido distancia del genocidio bajo el argumento de que la soberanía de los pueblos debe ser respetada. Argumento difícil de tragar por quienes desayunaron plomo y machete en Darfur.

ebravo@unionradio.com.ve 

 
 

© Copyright 2007 - WebArticulista.net - Todos los Derechos Reservados.