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El gran juego 
por Eli Bravo  
viernes, 9 marzo 2007



Protestar contra Bush en América Latina es fácil. Pocos presidentes tan impopulares y pocas aventuras tan desafortunadas como su guerra en Irak. Renegar del capitalismo es algo más complicado, pero en el furor alter mundialista que enciende al continente cuesta poco trabajo caricaturizar al dólar como un arma cuya consigna es la explotación. Ahora, prometer un mundo fuera de la órbita estadounidense resulta ya un ejercicio de ficción. A fin de cuentas, la mayor economía del planeta no es solo vecina de la región: EEUU es mucho más que la Casa Blanca y en un mundo globalizado los intereses no se casan con la ideología hasta que la muerte los separe. Ciertamente buena parte del mundo desapruebe la política exterior de EEUU, pero eso no significa que le den la espalda. Hasta sus críticos más acérrimos saben que el éxito de sus naciones es más viable si manejan inteligentemente las relaciones con la maquinaria comercial estadounidense.

Hacer política para las gradas pasa por la retórica. Pero hacer política a favor del interés nacional debe pasar por cierto pragmatismo. Lula lo sabe, Tabaré Vázquez lo sabe, y aunque lo niegue, Hugo Chávez lo sabe y por ello mantiene el intercambio de petróleo por dólares: una cosa es ser revolucionario y otra suicida. También lo saben los chinos, indios e incluso los rusos. Ser firme en las relaciones, exigiendo justicia, es algo muy distinto a ser incendiario e irrespetuoso.

En el mundo globalizado las diferencias existen para ser negociadas y sacarles provecho. Pero eso requiere capacidad de negociación, y quemar puentes, sobre todo con un jugador del peso de EEUU, es una estrategia ideal para perder oportunidades.

Durante estos días de protestas anti-Bush, los manifestantes deberían pensar no solo en su repulsión hacia el mandatario, sino también en el error de confundir a un gobernante con el país. Hacer de Bush una caricatura imperial puede resultar divertido, pero la política y la economía son más complejas de lo que parecen. En la batalla de las pasiones y las influencias en América Latina puede ser que Bush haya perdido varias manos, pero las cartas de Estados Unidos estarán sobre la mesa por muchos años más, aunque ya no sea la banca.

ebravo@unionradio.com.ve 

 
 

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