De
aquí en adelante habrá un mierdero en el camino, no hay
duda, ya los primeros mojones han sido plantados y la
cartografía de Hugo Chávez para 2008 estará signada por la
agenda de la conflictividad, terreno donde sabe abonar
victorias y paliar derrotas con el estiércol y la
verborrea. Ahí están los aromas de su estrategia: enlodar
a la oposición en coyunturas pirotécnicas mientras
recompone el mapa de su revolución.
La mejor respuesta a los
desafueros de Chávez es no ser escatófago. No comerle el
cuento. No pisarle las heces. No reaccionarle a sus
laxantes. Venezuela tiene ahora la oportunidad de actuar
con un discurso que le cambie la dinámica al proceso y
neutralice la arremetida del presidente y sus operadores
políticos. En la medida que la oposición siga la línea del
gobierno se meterá de vuelta en el laberinto, y por ahora,
tiene un momentum que bien aprovechado puede ponerla de
vuelta en el verdadero terreno de juego: las
gobernaciones, las alcaldías y eventualmente en la
Asamblea.
El próximo será un año para
enamorar mentes y corazones y el gobierno hará su mayor
esfuerzo para convertir su poder en verdadera seducción. A
la oposición le tocará mostrar sus encantos si desea
romper la barrera de los cuatro millones y medio de votos.
Si en 2008 la oposición, en lugar de concentrar sus
esfuerzos en responderle a Chávez, es capaz de hacer que
Hugo les responda, entonces habrá logrado convertir la
mierda en oro y quizás a finales de año tenga la
consistencia para indigestar los planes de
revolucionarios.
Una última nota, a propósito
de tantas evacuaciones. Hay que perderle el miedo al pupú.
Todo padre que ha cambiado pañales sabe a lo que me
refiero. Si en lugar de llevarnos las manos a la cabeza y
hacer de las necesidades de la criatura un drama o un
espectáculo, procedemos a tomar el pañito y limpiar el
reguero, en cuestión de minutos despachamos el asunto y
podemos volver a nuestras actividades.
Lo mismo con la mierdita de
Chávez. Basta con no pisarla.
ebravo@unionradio.com.ve