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Ultimo inning 
por Eli Bravo  
sábado, 6 octubre 2007


En la recta final de su mandato George W. Bush pareciera enfilar a la puerta trasera de la Casa Blanca. Con la popularidad más baja que haya conocido presidente alguno y un partido que lo considera “pasivo electoral” es poco lo que tiene que perder en los próximos meses. No importa lo que las encuestas arrojen sobre sus decisiones y prioridades, Bush luce dispuesto a jugar el último inning de espaldas a la opinión pública, y quizás también, a la historia.

En estos días ha pedido $190 millardos para Irak a la vez que vetó una ley que entregaría $35 billones adiciones para brindar seguro médico a niños que no califican como pobres, pero que tampoco pueden recibir un seguro privado de sus padres. Igualmente vetó una ley para proteger reservorios acuíferos como los Everglades por considerarla dispendiosa mientras pareciera estar diseñando una campaña militar contra Irán. Uno de los últimos escándalos: el ex-secretario de Justicia Alberto Gonzáles habría sentado las bases para que la CIA procediera con tácticas de tortura a la hora de interrogar a sospechosos de terrorismo, un capítulo más en la novela de abusos de poder y manipulaciones políticas en las que se han embarcado funcionarios y asesores del Ejecutivo.

Las elecciones de 2008 serán un referéndum sobre la administración Bush, de la misma forma como lo fueron las legislativas de 2006. Además de la polarización política, el factor económico no pareciera soplar a favor de la Casa Blanca: el crecimiento basado en el crédito ha dejado sus víctimas tanto en Main Street como en Wall Street, pero lo preocupante está en las advertencias de una posible recesión que sería la guinda más difícil de tragar para los electores.

Pero esta es solo una parte de la historia. Si hay algo admirable del sistema estadounidense es que el legado (y los excesos) de un hombre no supera al país. Esta imperfecta democracia, unas veces transparente y otras opaca, con una delicada separación de poderes y un estado de derecho manipulable pero sólido, es capaz de recuperar su camino en poco tiempo. A fin de cuentas existe un dinámico juego político y económico, criticable pero auditable, que va más allá de un nombre y un apellido. 

ebravo@unionradio.com.ve 

 
 

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