Rolliza,
bajita y simpática, de haber sido actriz la mujer del
quinto piso seguramente hubiese representado al hada
madrina. Un día nos topamos en el estacionamiento. Su
cabecita muy peinada apenas se veía tras el volante de una
Ford Expedition y con su manito regordeta me dijo adiós
mientras aceleraba esas tres toneladas de metal.
Días después le pregunté por
sus preferencias automotrices. “Mientras mas grandes,
mejor. Me siento más segura y tengo todo el poder y
espacio que necesito”. Su rutina era sencilla: madre de un
niño de seis años, manejaba de la casa al colegio, luego
al trabajo y de vuelta hacía una parada en el
supermercado. Dos veces al año viajaba a Orlando y jamás
había activado el 4x4.
A pesar de un bajón en los
últimos meses, cerca de la mitad de las ventas de autos en
EEUU son SUV´S o Pick Up. Obsesionados con la potencia y
la velocidad, los estadounidenses compran vehículos que
tragan gasolina de forma desproporcionada y se jalan los
pelos cada vez que el galón sobrepasa los $3. El éxito de
los fabricantes asiáticos en años recientes tiene mucho
que ver con la eficiencia de sus modelos, pero no porque
los estadounidenses cambien de auto, sino porque están
comprando un auto nuevo para los hijos o una alternativa
para “compensar” los gastos del mastodonte que estacionan
frente al hogar. A la hora del estatus, una SUV dice más
que un compacto.
Por primera vez en casi 20
años el Congreso debate una ley para aumentar los
estándares de eficiencia energética de los vehículos. Los
fabricantes resisten la medida alegando costos y los
consumidores la apoyan pensando en sus billeteras, y
quizás, en el medio ambiente. La intervención del gobierno
podría mejorar el rendimiento de los vehículos, pero a
menos que existan desestímulos para la venta de modelos de
alto consumo, por ejemplo introduciendo un impuesto, lo
que sucederá es que por ley tendremos Hummer más
eficientes en la calle.
La reducción del consumo de
combustible puede comenzar como una decisión individual:
buscar el vehículo más eficiente para nuestras verdaderas
necesidades. Pero el gobierno debe crear las condiciones
para que esa selección sea racional, masiva y conveniente
para los intereses a largo plazo. Así la gordita del
quinto piso sacará sus cuentas y verá que conviene
quitarse tonelada y media de encima si su mayor aventura
es ir al supermercado.
ebravo@unionradio.com.ve