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Bisagra de mundos 
por Eli Bravo  
viernes, 4 mayo 2007



De todos los laboratorios que a esta hora bullen en el mapa, pocos tan inciertos como Turquía. En la nación bisagra entre oriente y occidente se debate con fuerza cual debe ser la materia de su tejido social: la herencia secular que a comienzos del siglo XX instauró el general Ataturk, o la raíz islámica del imperio Otomano que corre por las venas de su población superior a los 70 millones. En teoría una cosa no debería excluir la otra, pero la práctica nos dice que la separación entre estado y religión no está muy clara. La fe mueve montañas y votantes. Pero también, en días recientes, movilizó a cientos de miles en Estambul para reclamar un gobierno sin otra ley que la constitución.

La crisis por la elección presidencial es otra cara del abrazo que mezquitas y palacios de gobierno se dan en las calientes tierras de oriente. Para occidente, Turquía ha sido la referencia moderna de una nación islámica con un gobierno democrático. Ver como el partido Justicia y Desarrollo (AK) aumenta su influencia con el primer ministro Recep Tayyip Erdogan impulsando a un presidente como Abdullah Gul tiene a medio mundo rascándose la cabeza. ¿Se aleja Turquía de Europa para acercarse al medio oriente? Tal y como lucen las negociaciones en Bruselas, en realidad muchos países de Europa están haciendo todo lo posible para alejarse de Turquía. O por el contrario, ¿será Turquía capaz de integrar los valores democráticos y liberales de occidente dentro del Islam político? Para los militares turcos, que durante el siglo pasado intervinieron repetidamente a favor del secularismo, tumbando incluso presidentes, este es un experimento que prefieren no ensayar.

La solución acordada ha sido el adelanto de elecciones parlamentarias y la posibilidad de que el pueblo elija al presidente. Una salida a la medida de Erdogan, pues los números lo favorecen para meter a sus candidatos y así reforzar su agenda. A la par del ascenso de las fuerzas islámicas, el nacionalismo turco gana vuelo y las calles están recalentadas con sentimientos volátiles donde no falta el anti-americanismo y anti-europeismo. En la gran historia de la batalla entre oriente y occidente, que por estos días se ha tornado virulenta y radical, Turquía es una vez más el puente entre dos mundos. Y una vez más, hay quienes están dispuestos a dinamitar sus bases.


ebravo@unionradio.com.ve 

 
 

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