Finalmente
se llegó al acuerdo en el Consejo de Seguridad de Naciones
Unidas para enviar a Darfur el mayor contingente de paz
que haya visto el planeta. El gobierno sudanés asegura que
cooperará con los 26 mil efectivos militares, policías y
personal civil de esta fuerza híbrida ONU-Unión Africana
que intentará detener el genocidio en la región occidental
del país. Cuando Ban Ki Moon asumió la Secretaría General
del organismo dijo que su primera prioridad era detener la
crisis y pareciera estar en camino de lograrlo. Hasta
China, que extrae el 3% de su consumo de crudo en pozos de
Sudán y por ello ha sido muy reticente a una diplomacia
firme y sanciones, se ha visto obligada a recapacitar su
posición y votó a favor, quizás como una manera de cuidar
su imagen de cara a los Juegos Olímpicos. Posiblemente
también pesó la amenaza de Steven Spielberg de abandonar
el Comité Artístico de los Juegos si China no colabora más
en la región.
La presión mundial ha logrado
que Darfur sea más que noticia de un día. El despliegue de
este contingente será una ardua tarea que se completaría
el próximo año, y si bien lo peor de la masacre ya pasó,
dejando más de doscientas mil muertes y dos millones de
desplazados, que haya un compromiso multinacional para
ayudar a los civiles es una victoria. Además de las
agendas políticas, las complicaciones de la misión
incluyen la provisión de agua para los efectivos. Darfur
es una región árida desertificada por la guerra. La única
manera de paliar la sed es andar varios kilómetros hasta
los pozos y en el camino las mujeres y niñas corren el
riesgo de ser violadas o asesinadas. La semana pasada
científicos de la Universidad de Boston anunciaron haber
encontrado un gigantesco lago subterráneo, pero otros
informes señalan que ese acuífero está seco desde hace 25
mil años.
La tragedia de Darfur ha sido
capturada en el recién estrenado documental “El Diablo
vino a lomo de caballo”. Basado en las experiencias de un
gringo que acompañó a las fuerzas de la Unión Africana en
calidad de observador y fotografió el horror de la guerra,
la cinta ha servido para galvanizar voluntades y llamar la
atención de este drama humano. ¿Están mejor los pobladores
de Darfur después de esta película o del anuncio de la
ONU?. No, siguen muriendo, pero no son invisibles. Ya no
están solos.
ebravo@unionradio.com.ve