Mi
dilecto Santa, espero que el calentamiento global no esté
amenazando tus intereses en el Polo Norte, ya lo sabrás,
nada peor que ser desplazado por el progreso. En estas
navidades deseo que intercedas por nosotros, simples
mortales, a ver si la NASA nos presta algunos de sus
proyectos para fines terapéuticos. Verás, resulta muy
posible que si ponemos en órbita al trío Abbas-Haniya-Olmert
y los dejamos por una semana en la Estación Espacial
Internacional, ellos entenderían la amenaza que sus
conflictos representan para el planeta que verán desde sus
escotillas. Además, un poco de ingravidez podría
aflojarles la cabeza y de paso entenderían el terror de
viajar en el mismo vehículo con alguien capaz de vestirse
con explosivos.
Para Hugo
Chávez podríamos reservarle Júpiter, un planeta a la
altura de su ego y cargado del mismo aire caliente. Quizás
podríamos enviarlo en una sonda junto a Mahmoud
Ahmadinejad, tan amigos ellos, para sembrar de Uranio a
toda Europa y dejar al gigante del sistema solar con
apenas 15 lunas. A Tony Blair le haría bien un paseo por
Venus, a ver si recupera algo de su encanto y a Kin Jong
Il le podríamos reservar un asiento en la sonda Cassini
para que visite Saturno: ahí se podría probar todos los
anillos como Sauron.
Con
Nasrallah podríamos arreglar una gira por los planetas
enanos allende Plutón, en la recóndita oscuridad del
sistema, mientras que a Omar Bashir le podríamos dar el
volante del Opportunity para que conduzca su genocidio en
la soledad marciana. A Putin le haría bien una temporada
en Mercurio a ver si le baja la fiebre autocrática y
Chirac podría practicar su estilo esquivo e indefinido
bajo una lluvia de asteroides. Y si no es mucho pedir,
Santa, llévate a Fidel hasta el Hubble para que encuentre
la estrella que alguna vez tuvo y se le perdió en una
borrachera de poder.
Claro,
para eso tendrías que pedirle permiso a Bush. A él lo
podríamos enviar como jefe del comité de bienvenida para
los astronautas que en 15 años harán su base permanente en
la luna. Allí es poco lo que podrá romper y debe conocer
bien el satélite, total, ya tiene su cabeza perdida en el
espacio.
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