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Socialismo es cualquier cosa
por Daniel Romero Pernalete
jueves, 18 enero 2007


El socialismo del Siglo XXI está tocando la puerta. O tumbándola a patadas, mejor dicho. Viene de ganchete con Hugo Chávez. Es decir, llega mal acompañado. Y mal recomendado, cuando se le envuelve en la consigna de socialismo o muerte.

Y que nadie le pregunte al susodicho con qué se come su socialismo. Porque pierde la chaveta. Y se deshilacha en insultos para ocultar su nesciencia. O improvisa una respuesta que subraya su ignorancia.

Con su muy breve equipamiento ideológico, Hugo Chávez comercia con su socialismo como esos buhoneros que ofrecen pastillas que curan el cáncer, bajan los triglicéridos, detienen la caída del cabello, combaten la depresión, previenen la tisis y endurecen las uñas.

De tal forma que cada quien puede darle al socialismo del Siglo XXI la connotación que le venga en gana. Socialismo "self service", podría decirse. Cada cual puede armar su propio menú.

Para cualquier vagabundo sin muchas ganas de sudar, el socialismo chavista es una forma de sacarle el cuerpo al trabajo productivo, y de vivir de las migajas que la nueva oligarquía bolivariana deja caer de la mesa.

Para cualquier muchacho con pocas ganas de aprender, el socialismo chavista es una forma de escurrirle el bulto al conocimiento, de transitar por los múltiples atajos que el gobierno ha venido abriendo para llegar a un titulo vacío de competencias académicas y laborales.

Para cualquier empresario de pacotilla, el socialismo chavista es una forma de obtener ganancias sin riesgo alguno, pegándose a la ubre generosa de un Estado irresponsable y botarate.

Para cualquier vividor con agallas y malas intenciones, el socialismo chavista es una posibilidad de meter las manos en cualquier bolsa… con plena garantía de impunidad.

Para cualquier azote de barrio, el socialismo chavista es sólo una patente para seguir coleccionando víctimas con la confianza que ofrece el carnet encarnado de alguna oscura misión.

Para cualquier intelectual de medio pelo, el socialismo chavista es una excusa para dar vacaciones a las neuronas, y ahorrarse el esfuerzo de pensar. Una justificación para no usar ciertas pequeñas redondeces.

Para cualquier militarcito sordo y miope, el socialismo no es más que una forma de garantizar su futuro haciendo rapel invertido. Es decir, ascendiendo pegado de un mecate.

Para cualquier profesional sin turbinas, el socialismo chavista es una forma de sobrevivir sin mucho esfuerzo, anclado en un carguito gris y mal pagado, atado a una rutina estupidizante.

Para Hugo Chávez, el socialismo del Siglo XXI es una forma de atropellar a la gente. De humillarla de mil formas. De vengar en otros sus propias debilidades y falencias, perpetuándose en el poder, ejerciéndolo a capricho, usándolo para engordar su ego enfermizo y vil.

Lo más curioso es que todas esas concepciones pueden convivir en el mismo embutido. Pueden apiñarse bajo el mismo paraguas. Son piezas de un mismo rompecabezas.

Para más de un mortal, sin embargo, el socialismo del Siglo XXI es un intento de convertir a Venezuela en un parque jurásico en el que vuelven a la vida conceptos y creencias que el tiempo y la historia han sepultado. Es un retorno a las catacumbas del quehacer político. Una visita al camposanto del pensamiento social.

El socialismo del Siglo XXI, digo yo, es cualquier cosa, sirve para cualquier cosa... y por cualquier cosa se agrieta, recordémoslo.

romeropernalete@gmail.com

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  Sociólogo, Profesor Titular de la Universidad de Oriente (Venezuela)


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