Venezuela
y el mundo presenciaron hace unos días un interesante
espectáculo de strip-tease político. Fue el lunes 8 de
enero. El escenario: el teatro Teresa Carreño. La vedette:
el tipo ese que mis compatriotas reeligieron como
presidente. La ocasión: la juramentación del rebaño de
nulidades que conforman el nuevo gabinete.
Como cualquier stripper, estimulado por los aplausos del
público, el tipo se fue quitando su atuendo personal y
político, prenda por prenda, hasta quedar en cueros.
Desnudito en su desquiciamiento. En su falsedad. En su
incultura.
El tipo alcanzó el clímax con el atropello verbal al
Secretario General de la OEA. Pendejo, lo llamó. Pendejo, de
la "p" a la "o", subrayó, para destacar el volumen y el peso
del insulto. ¡Cuanta bajeza cabe en noventa kilos de
adiposidades! ¡Cuanta ruindad puede ocultarse detrás de un
chaleco antibalas!
Si uno examina el desarrollo del show, podrá percibir el
raquitismo moral e intelectual del protagonista.
En el lapso de dos horas, por ejemplo, el tipo se declaró
explícitamente marxista, trotskista, socialista, comunista,
bolivariano y católico… Todo un desorden ideológico propio
de un buhonero de la política. O más precisamente, de un
atarantado, de la "a" a la "o".
Ante la natural inquietud de la Conferencia Episcopal
Venezolana por el contenido del Socialismo del Siglo XXI, el
tipo mandó a los obispos a que leyeran a Marx. El tipo no se
ha enterado que el viejo Marx se limitó a desentrañar la
esencia del capitalismo y nunca se ocupó de diseñar modelos…
El tipo demostró que es un ignorante, de la "i" a la "e".
Remedando a cualquier vieja indiscreta y chismosa, el tipo
disfrutó haciendo públicas ciertas intimidades de algún
sorprendido ex-ministro. Y revelando conversaciones privadas
con algún alto prelado… El tipo confirmó que no es confiable
ni como persona. Es un vulgar deslenguado, de la "d" a la
"o".
En un acto de urticante narcisismo, el tipo se inventó
cuentos de arrojo y rebeldía de sus tiempos de mozo. Cuentos
donde involucraba al vicepresidente despedido. La mirada
punzopenetrante de José Vicente Rangel delataba la mentira.
Parecía decirle, sin palabras, embustero… de la "e" a la
"o".
El tipo aderezó su insulto al Secretario General de la OEA
pidiendo respeto para la soberanía de Venezuela. Pero quien
lo dice se ha cansado de involucrarse descaradamente en los
asuntos de otros países… El tipo se dibujó como un perfecto
hipócrita, de la "h" a la "a".
Con la irrespetuosa y cínica imitación del ex-presidente
Luis Herrera Campins, hecha para arrancar las ridículas
risas del domesticado auditorio, el tipo ratificó que en el
fondo es sólo un bufón de medio pelo. Un payaso, de la "p" a
la "o".
Con las instrucciones que públicamente dio a su gabinete en
materia de nacionalizaciones, de amordazamiento de los
medios de comunicación, de dogmatización de la educación, de
domesticación del Banco Central, de partidización de la
Fuerza Armada, el tipo se devela como un tiranuelo, de la
"t" a la "o".
Al final del evento el tipo se quedó en el escenario
despojado de toda vestimenta. Sin taparrabos personal. Si
una hojita de parra política. Con sus palabras, con sus
gestos, con su conducta, el tipo dejó ver su marca de
fábrica, su enanismo moral, sus vacíos intelectuales, sus
debilidades emocionales.
El tipo es, en síntesis, todo un patán… ¡de la "p" a la "n"!
romeropernalete@gmail.com
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Sociólogo, Profesor Titular de la Universidad de Oriente
(Venezuela) |