Uno de los
dos está
sobrando por
Daniel
Romero
Pernalete
jueves, 3
mayo 2007
Si
un país tiene una Constitución que en su artículo 2 propugna
el pluralismo político como valor superior del ordenamiento
jurídico y de la actuación del Estado, y a su vez tiene un
presidente que impone a rajatabla un pensamiento y un
partido único… uno de los dos le está sobrando.
Si un país tiene una
Constitución que en su artículo 4 define a la República como
un Estado federal descentralizado, y simultáneamente tiene
un presidente dispuesto a enterrar la descentralización y a
poner a girar sobre sí mismo todas las estructuras del Poder
Público… uno de los dos le estorba.
Si un país tiene una Constitución que en su artículo 6
establece que el gobierno de la República es alternativo, y
a la vez tiene un presidente que quiere eternizarse en el
poder a cualquier precio… uno de los dos no hace falta.
Si un país tiene una Constitución que en su artículo 7
señala que todas las personas y órganos que ejercen el Poder
Público están sujetos a ella, y al mismo tiempo tiene un
presidente empeñado en ultrajarla… uno de los dos está de
sobra.
Si un país tiene una Constitución que en su artículo 23
dispone que los tratados, pactos y convenciones sobre
derechos humanos tienen jerarquía constitucional, y
paralelamente tiene un presidente que irrespeta soezmente a
los organismos internacionales que velan por esos derechos…
uno de los dos está de más.
Si un país tiene una Constitución que en su artículo 60
otorga a toda persona el derecho a la protección de su honor
y su reputación, y a la vez tiene un presidente que resuelve
sus diferencias hasta con los propios aliados a punta de
insultos y descalificaciones personales… uno de los dos es
prescindible.
Si un país tiene una Constitución que en su artículo 95
garantiza el derecho de los trabajadores a constituir
organizaciones sindicales o afiliarse a ellas, y
simultáneamente tiene un presidente obstinado en eliminar
los sindicatos, incluyendo a los que le son fieles… uno de
los dos le está enredando el juego.
Si un país tiene una Constitución que en su artículo 112
ampara el libre ejercicio de la iniciativa privada y
compromete al Estado a promoverla, pero a la vez tiene un
presidente que la cerca, la asfixia y la restringe… uno de
los dos está en desuso.
Si un país tiene una Constitución que en su artículo 145
declara que los funcionarios públicos están al servicio del
Estado y no de parcialidad alguna, y al mismo tiempo tiene
un presidente que amenaza con echar de la administración
pública a quienes no se plieguen a su voluntad… uno de los
dos le está sobrando.
Si un país tiene una Constitución que en su artículo 254
establece la autonomía del Poder Judicial, y paralelamente
tiene un presidente que cuestiona en público las decisiones
judiciales que se toman sin su anuencia… uno de los dos está
estorbando.
Si un país tiene una Constitución que en su artículo 323
caracteriza a la Fuerza Armada como un cuerpo esencialmente
profesional y sin militancia política, y a su vez tiene un
presidente que exige en los cuarteles las consignas de su
propio partido… uno de los dos está de sobra.
Si ese país se llama Venezuela y tiene una Constitución que
en su artículo 350 le otorga al pueblo el derecho de
desconocer un régimen que contraríe los valores, principios
y garantías democráticos; y si ese mismo país tiene un
presidente que cotidianamente los contraría… el artículo 350
no está sobrando.