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dos peliculas para reflexionar sobre
la vida y la muerte Hable
con ella y Las horas, premiadas en recientes certámenes,
prestigian el séptimo arte con su tratamiento inteligente de temas de
interés humano. En
el ámbito hispano, el director Pedro Almodóvar se ha incorporado a
ese selecto grupo de cineastas con inquietudes filosóficas, como
Bergman, Fellini, Buñuel, Truffaut o Allen, todos con visiones
personales sobre la vida y capaces de transmitirlas con imágenes
certeras. Desde que Almodóvar triunfó con Mujeres al borde de un
ataque de nervios , -que se convirtió en la película más taquillera
en la historia del cine español- sus películas han sido bastante polémicas
pero nunca aburridas. Recordemos especialmente su tratamiento del amor
obsesivo en Átame, o sus tragicomedias sobre la condición femenina
enTacones lejanos y Todo sobre mi madre, demostrando que es un
digno sucesor de sus paisanos Luis Buñuel y Carlos Saura, renombrados
auteurs con presencias avasallantes en épocas anteriores. Esto,
aunque el cine de Almodóvar es considerado por algunos críticos como
muy teatral y sus filmes parecen a menudo telenovelas condensadas.
Ahora, en Hable con ella, Almodóvar nos sorprende con un impactante
ensayo sobre la soledad y el amor, un producto maduro y fascinante que
ha sido honrado con diversos premios en eventos anuales del gremio
cinematográfico, tanto en Europa como en América. En
este filme, Almodóvar creó un argumento dinámico que logra mantener
el interés del espectador a pesar de las limitaciones del frío
escenario en que se desenvuelve –un hospital- y de los contados
personajes en la trama, pues utiliza apenas a dos parejas en
situaciones críticas y paralelas. La devoción de dos hombres por sus
amantes en coma, es una historia que no hubiera sido considerada por
cinematografías más comerciales, pero que en manos de un director
imaginativo y humanista como Almodóvar alcanza a veces el nivel de
arte, resultando en una experiencia memorable que mueve a la reflexión,
al menos a los cinéfilos que buscan algo más que un entretenimiento
pasajero. En
efecto, Hable con ella trata con gran sensibilidad temas
existenciales como la lucha por la vida y el temor a la muerte, la
necesidad de amar y de comunicarse, la fragilidad de la existencia y
la conducta errática de las parejas. A ratos hay líneas ingeniosas
como cuando el enfermero enamorado anónimamente de una de las
comatosas, le confía al amigo: “No sé si hay parejas que se llevan
tan bien como nosotros” , sugiriendo un prejuicio existente entre
los hombres, el de preferir a parejas sumisas o calladas. La otra
comatosa, que escogió una profesión peligrosa como la lidia de
toros (ecos de Matador, otra cinta de Almodóvar), exhibe el típico
complejo femenino que las mueve a descollar en profesiones masculinas.
La solidaridad entre ambos hombres a veces raya en la
homosexualidad, tema que aparece frecuentemente en la filmografía de
Almodóvar, reflejando quizás ciertas inclinaciones personales o -según
algunos críticos- su tendencia a escandalizar con personajes
inusitados para atraer la atención. En otra secuencia, el enfermero
baña a su amada con un cuidado enternecedor, sugiriendo que el hombre
necesita un compromiso existencial para humanizarse. Luego, la polémica
escena de la violación de la comatosa es tratada con cierto humor y
bastante tacto -usando una metáfora al estilo del cine silente-- para
no caer en la vulgaridad, una salida inteligente para no indicar una
obsesión morbosa del protagonista. El final, como en muchas películas
de Almodóvar, ofrece un mensaje de esperanza, a pesar del cinismo que
traspira veladamente a lo largo de la trama, aliviado por un humor
negro sólo aceptable cuando proviene de un director sensible y
talentoso. En
otro filme del mismo estilo, pero en tono más austero y sin
concesiones humorísticas, el novel director Stephen Daldry -proveniente
del teatro londinense y con apenas otra obra, Billy Elliot, en
su currículo fílmico- nos ofrece en Las horas una visión
muy particular sobre el ansia de auto-realizarse, reflejada en
historias paralelas distanciadas en el tiempo por varias décadas. Así,
partiendo de la creación de una novela de Virginia Woolf, La Señora
Dalloway, la trama nos muestra las depresiones y desvaríos mentales
de la escritora -que la llevan al suicidio en 1941- y al mismo tiempo
los efectos de su libro en una esposa afectada por una rutina familiar
asfixiante en la posguerra, y luego en una editora de 2001 que se
debate entre su relación lesbiana y su apego al ex esposo enfermo de
sida (Ed Harris, en un rol impactante). Aunque
Daldry se apoyó en un guión basado en la sólida narrativa del
novelista contemporáneo Michael Cunningham –ganador del
premio Pulitzer en 1999- , fue toda una proeza fílmica hilvanar las
historias y épocas para no confundir al espectador y al mismo tiempo
dejar claramente el profundo mensaje central implícito en la obra de
la Woolf: cada quien es libre y responsable de justificar la
existencia a su manera. La franqueza y el realismo con que ella define
las relaciones humanas en su trabajo literario, revela una gran
influencia de escritores contemporáneos de la Woolf, tales como Joyce
y Lawrence, así como de Fitzgerald y Hemingway.
El tema de Las horas, cuyo título se refiere al implacable factor
tiempo que separa nuestras vivencias -y eventualmente les da
significado- propone que no nos damos cuenta que las pequeñas
decisiones de la vida diaria condiciona toda nuestra existencia
posterior, parcialmente controlable con nuestra voluntad. En el fondo,
es el eterno conflicto del libre albedrío y el determinismo del
destino. Pero la fascinación de la película, más allá de su
profunda temática, reside en la interpretación de tres talentosas
actrices, Nicole Kidman, Meryl Streep y Julianne Moore, sin las cuales
el director no hubiera logrado una obra tan fascinante y densa a la
vez, que la hizo figurar en todas las premiaciones recientes, tanto en
las categorías de producción y dirección como en las de guión y
actuación. (En este último renglón, la Kidman se mereció
plenamente su Oscar). En
fin, aún con sus debatibles proposiciones, Hable con Ella y Las horas
son dos películas interesantes que ningún cinéfilo serio debería
ignorar, máxime en una época cuando las alternativas de buen cine
son tan limitadas, ante tantas cintas llenas de violencia, erotismo y
banalidad. Directores como Almodóvar y Daldry han demostrado en estas
obras ser dignos representantes del ensayo fílmico, un género difícil
que nos mueve a la reflexión mientras nos entretiene con los
infinitos recursos del séptimo arte. Curiosamente, Almodóvar compitió
con Daldry para adaptar al cine el libro Las horas , pero los
productores prefirieron al inglés para realizar la obra de
Cunningham, con una ambientación y unos personajes típicamente
anglosajones. Al no lograr su propósito, Almodóvar se dedicó a
escribir y dirigir Hable con ella, con una temática más española,
mientras Daldry acometía en Londres, Nueva York y Hollywood la
filmación de Las horas. En retrospectiva, quien sabe cómo hubiera
quedado Las horas en manos del director manchego, pero no nos quejamos,
al tener bastante suerte con el resultado final de ambas películas. |
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