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dos peliculas para reflexionar sobre la vida y la muerte
por Roberto Palmitesta


Hable con ella  y Las horas, premiadas en recientes certámenes, prestigian el séptimo arte con su tratamiento inteligente de temas de interés humano. 

En el ámbito hispano, el director Pedro Almodóvar se ha incorporado a ese selecto grupo de cineastas con inquietudes filosóficas, como Bergman, Fellini, Buñuel, Truffaut o Allen, todos con visiones personales sobre la vida y capaces de transmitirlas con imágenes certeras. Desde que Almodóvar triunfó con Mujeres al borde de un ataque de nervios , -que se convirtió en la película más taquillera en la historia del cine español- sus películas han sido bastante polémicas  pero nunca aburridas. Recordemos especialmente su tratamiento del amor obsesivo en Átame, o sus tragicomedias sobre la condición femenina enTacones lejanos  y Todo sobre mi madre, demostrando que es un digno sucesor de sus paisanos Luis Buñuel y Carlos Saura, renombrados auteurs con presencias avasallantes en épocas anteriores. Esto, aunque el cine de Almodóvar es considerado por algunos críticos como muy teatral y sus filmes parecen a menudo telenovelas condensadas. Ahora, en Hable con ella, Almodóvar nos sorprende con un impactante ensayo sobre la soledad y el amor, un producto maduro y fascinante que ha sido honrado con diversos premios en eventos anuales del gremio cinematográfico, tanto en Europa como en América.

 En este filme, Almodóvar creó un argumento dinámico que logra mantener el interés del espectador a pesar de las limitaciones del frío escenario en que se desenvuelve –un hospital- y de los contados personajes en la trama, pues utiliza apenas a dos parejas en situaciones críticas y paralelas. La devoción de dos hombres por sus amantes en coma, es una historia que no hubiera sido considerada por cinematografías más comerciales, pero que en manos de un director imaginativo y humanista como Almodóvar alcanza a veces el nivel de arte, resultando en una experiencia memorable que mueve a la reflexión, al menos a los cinéfilos que buscan algo más que un entretenimiento pasajero.

En efecto, Hable con ella  trata con gran sensibilidad temas existenciales como la lucha por la vida y el temor a la muerte, la necesidad de amar y de comunicarse, la fragilidad de la existencia y la conducta errática de las parejas. A ratos hay líneas ingeniosas como cuando el enfermero enamorado anónimamente de una de las comatosas, le confía al amigo: “No sé si hay parejas que se llevan tan bien como nosotros” , sugiriendo un prejuicio existente entre los hombres, el de preferir a parejas sumisas o calladas. La otra comatosa, que  escogió una profesión peligrosa como la lidia de toros (ecos de Matador, otra cinta de Almodóvar), exhibe el típico complejo femenino que las mueve a descollar en profesiones masculinas. La solidaridad entre ambos hombres a veces raya en la  homosexualidad, tema que aparece frecuentemente en la filmografía de Almodóvar, reflejando quizás ciertas inclinaciones personales o -según algunos críticos- su tendencia a escandalizar con personajes inusitados para atraer la atención. En otra secuencia, el enfermero baña a su amada con un cuidado enternecedor, sugiriendo que el hombre necesita un compromiso existencial para humanizarse. Luego, la polémica escena de la violación de la comatosa es tratada con cierto humor y bastante tacto -usando una metáfora al estilo del cine silente-- para no caer en la vulgaridad, una salida inteligente para no indicar una obsesión morbosa del protagonista. El final, como en muchas películas de Almodóvar, ofrece un mensaje de esperanza, a pesar del cinismo que traspira veladamente a lo largo de la trama, aliviado por un humor negro sólo aceptable cuando proviene de un director sensible y talentoso.

En otro filme del mismo estilo, pero en tono más austero y sin concesiones humorísticas, el novel director Stephen Daldry -proveniente del teatro londinense y con apenas otra obra, Billy Elliot,  en su currículo fílmico-  nos ofrece en Las horas una  visión muy particular sobre el ansia de auto-realizarse, reflejada en historias paralelas distanciadas en el tiempo por varias décadas. Así, partiendo de la creación de una novela de Virginia Woolf, La Señora Dalloway, la trama nos muestra las depresiones y desvaríos mentales de la escritora -que la llevan al suicidio en 1941- y al mismo tiempo los efectos de su libro en una esposa afectada por una rutina familiar asfixiante en la posguerra, y luego en una editora de 2001 que se debate entre su relación lesbiana y su apego al ex esposo enfermo de sida (Ed Harris, en un rol impactante).

Aunque Daldry se apoyó en un guión basado en la sólida narrativa del novelista contemporáneo  Michael Cunningham –ganador del premio Pulitzer en 1999- , fue toda una proeza fílmica hilvanar las historias y épocas para no confundir al espectador y al mismo tiempo dejar claramente el profundo mensaje central implícito en la obra de la Woolf: cada quien es libre y responsable de justificar la existencia a su manera. La franqueza y el realismo con que ella define las relaciones humanas en su trabajo literario, revela una gran influencia de escritores contemporáneos de la Woolf, tales como Joyce y Lawrence, así como de Fitzgerald y Hemingway.   

  El tema de Las horas, cuyo título se refiere al implacable factor tiempo que separa nuestras vivencias  -y eventualmente les da significado- propone que no nos damos cuenta que las pequeñas decisiones de la vida diaria condiciona toda nuestra existencia posterior, parcialmente controlable con nuestra voluntad. En el fondo, es el eterno conflicto del libre albedrío y el determinismo del destino. Pero la fascinación de la película, más allá de su profunda temática, reside en la interpretación de tres talentosas actrices, Nicole Kidman, Meryl Streep y Julianne Moore, sin las cuales el director no hubiera logrado una obra tan fascinante y densa a la vez, que la hizo figurar en todas las premiaciones recientes, tanto en las categorías de producción y dirección como en las de guión y actuación. (En este último renglón, la Kidman se mereció plenamente su Oscar).     

En fin, aún con sus debatibles proposiciones, Hable con Ella y Las horas son dos películas interesantes que ningún cinéfilo serio debería ignorar, máxime en una época cuando las alternativas de buen cine son tan limitadas, ante tantas cintas llenas de violencia, erotismo y banalidad. Directores como Almodóvar y Daldry han demostrado en estas obras ser dignos representantes del ensayo fílmico, un género difícil que nos mueve a la reflexión mientras nos entretiene con los infinitos recursos del séptimo arte. Curiosamente, Almodóvar compitió con Daldry para adaptar al cine el libro Las horas , pero los productores prefirieron al inglés para realizar la obra de Cunningham, con una ambientación y unos personajes típicamente anglosajones. Al no lograr su propósito, Almodóvar se dedicó a escribir y dirigir Hable con ella, con una temática más española, mientras Daldry acometía en Londres, Nueva York y Hollywood la filmación de Las horas. En retrospectiva, quien sabe cómo hubiera quedado Las horas en manos del director manchego, pero no nos quejamos, al tener bastante suerte con el resultado final de ambas películas.