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Desprecio 
por Alexis Márquez Rodríguez

domingo, 25 julio 2004



Desprecio es una palabra con mucha carga expresiva, cuya fuerza semántica se muestra tanto en su denotación originaria, como en las diversas  connotaciones que posee. Es, además, palabra compuesta, formada con el sustantivo precio, en el sentido de valor o estima, y el prefijo des-, que indica, entre otras cosas, negación o ausencia de algo. Pero desprecio es, además, derivado del verbo despreciar, y ambos vocablos se forman en Latín y entran al Castellano por vía  semiculta. (Corominas).

El DRAE define despreciar como ³Desestimar y tener en poco. ||2. Desairar o desdeñar. ||3. pronominal desusado. Desdeñarse (tenerse a menos)².  Y desprecio como ³Desestimación, falta de aprecio. ||2 desaire, desdén (Š)². El muy moderno Diccionario de uso del español de América y España VOX es más preciso en la definición del verbo despreciar: ³Considerar [una persona] que otra es indigna de su aprecio y trato, y demostrarlo rechazándola (Š). 2. Considerar que algo no merece aprecio o atención (Š). 3. Rechazar [una persona] algo que se le ofrece por considerar que no tiene suficiente valor para ella (Š)². Otro diccionario también muy moderno, el Diccionario del Español actual, de Manuel Seco, Olimpia Andrés y Gabino Ramos, trae igualmente una definición de desprecio muy precisa: ³Sentimiento negativo causado por una persona o cosa a la que se considera indigna de estima o moralmente rechazable (Š)².

Como se ve, el verbo despreciar y el sustantivo desprecio abarcan tanto el ámbito material como el moral. Mucha gente desprecia cosas materiales: el dinero, por ejemplo;  los vegetarianos desprecian la carne; otros desprecian la ropa barata, o, contrariamente, la lujosa;  hay quienes desprecian los animales; y hasta existen los que desprecian la vida.

Hay también quienes sienten desprecio por otras personas, lo cual,  además, puede ser un sentimiento individual o específico, el de quien desprecia a una determinada  persona; pero puede ser también un sentimiento general, el del arrogante que siente desprecio por los demás, indiscriminadamente. ³No me gusta Fulano; ese tipo es muy despreciativo y se cree mejor que los demás². Algunos ricos desprecian a los pobres, y muchos patronos desprecian a sus asalariados. Y aunque parezca extraño, existe también el que se desprecia a sí mismo, el que no valora su personalidad y se cree inferior a los demás. En este caso suele hablarse eufemísticamente de baja o falta de autoestima. El desprecio de unas personas por otras puede responder a diversas causas: desdén social, racismo, sectarismo político o religioso, etc.

Entre quienes se desprecian a sí mismos destacan los que se ponen al servicio incondicional de los poderosos, los adulantes y jalabolas que siguen sumisamente las instrucciones del amo, el jefe o el patrón, aunque sepan que está actuando indebidamente, incapaces, por miedo, de hacerle ver su error y aconsejar un mejor camino. Son los que los poderosos encargan de hacerles el  trabajo sucio, el cual hacen aun a sabiendas de que hacerlo es inmoral. Paradójicamente, este tipo abunda entre gente culta, bien preparada, profesionales y técnicos de alto nivel, que se desprecian a sí mismos al adoptar semejante conducta, y desprecian igualmente los conocimientos que poseen. Lo más triste es que esas personas son despreciables, y de hecho despreciados, no sólo por quienes los adversan, sino incluso por aquellos a quienes sirven de ese modo. No hay ser humano que no sienta desprecio por los incondicionales, por los que se humillan, por los que lo adulan, aun cuando de hecho les guste ser adulados.                                                    
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