La
mayoría de los venezolanos quiere – con sobradas razones - que la pesadilla,
que constituye la nefasta administración del presidente Chávez culmine de una
vez por todas. Mientras esperamos por el dictamen del CNE, lo que queda del
chavismo amenaza, grita y patalea; buscando desconocer una recolección de
firmas a la cual siempre se opusieron, con sobradas razones.
El
adicto y dependiente de los sondeos de opinión que es Hugo Chávez, sabía muy
bien que si él mismo hubiera impulsado, aquello de reforzar y blindar al CNE
para que éste procediera a reglamentar una recolección de firmas, las cuales
previa verificación, activarían el dispositivo revocatorio inscrito en la
Constitución; se hubiera inmediatamente autoerigido Chávez como un chacumbele reloaded.
¿Pero,
por qué no pudo evitarlo?
Porque
– entre otras razones - a pesar de los mensajes apocalípticos de ambos
extremos de nuestra escena política, el patrimonio democrático e
institucional, que aún subsiste hizo y produjo lo correcto.
Así
las cosas, los insultos, provocaciones y demás pataletas, que tanto de parte
del presidente como de sus incompetentes compinches; hemos escuchado y leído en
ésta última semana, no son mas que un compendio de desesperanza y pirotecnia
de triquitraques mojados. La locura revolucionaria, ya ha entrado en la fase del
enfermo terminal que se niega a recibir y aceptar los cuidados intensivos. Claro
está, que no debemos ilusionarnos, por cuanto hemos visto que aún quedan en el
pozo séptico que sirve de manantial a la ideología chavista, reservas de
escatológicas provocaciones por ser lanzadas.
Sin
embargo, no se trata de darle la espalda al que nos insulta; hay que impulsar su
deriva y en ese sentido tanto la firmeza del CNE, como la reciente decisión de
la Sala Constitucional del TSJ reiterando y ratificando los criterios del propio
CNE, como parte de la herencia democrática, de la que hablábamos antes, son
hechos que constituyen un reforzamiento de nuestras bases institucionales,
fortaleza indispensable en el camino hacia el Referendo Revocatorio, como el
evento democrático, hacia el cual nos aproximamos todos los venezolanos, lo
quiera o no el presidente Chávez.
Hoy
cuando solo la desesperanza, y una constante piromanía verbal; conforman los
únicos pertrechos de que dispone Hugo Chávez y a través de los cuales- fiel a
sí mismo - pretende una vez mas desatar la intolerancia, buscando crear
desordenes; es algo que todos tenemos el deber y el derecho de impedir.
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