No
se trata de una piedra en el camino de la tan celosamente cuidada imagen
internacional de Hugo Chávez, sino de una ardiente barricada la decisión del
embajador Milos Alcalay, de renunciar a su cargo en virtud de la represión
practicada en los últimos días en Venezuela.
Alcalay, a través de una muy clara y
bien elaborada posición, logró captar la atención de los medios – que no son
pocos – destacados en la sede de la ONU en New York. Menos mal, que no fue el
caso de las infelices declaraciones, cargadas de “habemos” y “hubieron” que
diera el joven secretario de prensa de la embajada venezolana en Washington,
Andrés Izarra, tratando de explicar lo inexplicable.
La mediatizada renuncia de Alcalay, se
oyó y se vio hasta en Kabul, pasando por América de Norte a Sur, y anoche en
Europa muchos ministros y diputados de la Unión se durmieron con la imagen de un
Alcalay, quien a través de CNN international y por la propia BBC world
detallaba las razones por las cuales renunciaba a su cargo.
Así las cosas, hoy en la mañana, un
amigo que trabaja como consejero en el Quai d’Orsay, me contaba que en la
redacción del diario Le Figaro, amanecieron dando carreras, luego de
haber hecho el ridículo al publicar el día anterior - 4 de marzo - una nota
titulada “L'opposition veut pousser Chavez à la répression” escrita por
una enviada “muy” especial a Caracas.
Le Figaro robándole las ideas a
Le Monde Diplomatique, ¿quién lo hubiera imaginado? un truc de fou,
comentaba muy sonriente mi amigo. Luego me dijo; fíjate como son las cosas - sin
ocultar un fino humor negro – con lo ocurrido en Haití, yo estoy sorprendido de
constatar que los medios franceses, aún los de derecha, no se habían dado por
enterados que Francia había decidido jugar en el ámbito internacional un nuevo
rol, al lado de los Estados Unidos, buscando así dejar atrás el encontronazo de
la guerra en Irak.
Tiene razón mi fuente, nadie parece
haber notado que fue Francia quien primero consideró que el “democráticamente”
electo presidente Aristide, debía partir, e inmediatamente Estados Unidos le
tomó la palabra a Dominique De Villepin, y juntos precisaron a la ONU, cuyo
Consejo de Seguridad aprobó de manera expedita la resolución para el envío de
una fuerza internacional a Haití. Eso se llama, pleno ejercicio del derecho de
injerencia, y a toda velocidad.
Dicho esto, me pregunto, si estarán al
tanto de estos giros en el accionar coordinado de Francia y EEUU, ciertos
colegas de Milos Alcalay, como Roy Chaderton y Alfredo Toro Hardy, por solo
nombrar dos.
Cabría preguntarle a Chaderton en virtud
que ahora vive en la misma ciudad que yo, y a lo mejor, hasta me oye o me lee:
¿no cree usted? que está aún a tiempo, para abandonar a éste gobierno represivo,
que amenaza los derechos civiles y políticos de los venezolanos, tal y como dijo
su colega Alcalay.
Igualmente embajador Toro Hardy, usted
que está en Londres y puede que también me oiga o me lea; usted que fue mi
profesor, y actualmente le sirve a un gobierno que como dijera, el ahora
universalmente conocido Milos Alcalay, en perfecto inglés a la BBC: ”Rob
Venezuelans of the right to affect change through the democratic process”.
Dicho esto, embajador Toro Hardy ¿está usted con su silencio dispuesto a
convalidar todo lo que está sucediendo en Venezuela? En 1991 usted escribió un
libro titulado “La Maldición de Sísifo”, ¿pretende usted ahora
protagonizar dicha historia?.

|