¿Cuánto pesa la renuncia de Milos Alcalay?
por Luis DE LION
viernes, 5 marzo 2004

No se trata de una piedra en el camino de la tan celosamente cuidada imagen internacional de Hugo Chávez, sino de una ardiente barricada la decisión del embajador Milos Alcalay, de renunciar a su cargo en virtud de la represión practicada en los últimos días en Venezuela.  

Alcalay, a través de una muy clara y bien elaborada posición, logró captar la atención de los medios – que no son pocos – destacados en la sede de la ONU en New York. Menos mal, que no fue el caso de las infelices declaraciones, cargadas de “habemos” y “hubieron” que diera el joven secretario de prensa de la embajada venezolana en Washington, Andrés Izarra, tratando de explicar lo inexplicable. 

La mediatizada renuncia de Alcalay, se oyó y se vio hasta en Kabul, pasando por América de Norte a Sur, y anoche en Europa muchos ministros y diputados de la Unión se durmieron con la imagen de un Alcalay, quien a través de CNN international y por la propia BBC world detallaba las razones por las cuales renunciaba a su cargo. 

Así las cosas, hoy en la mañana, un amigo que trabaja como consejero en el Quai d’Orsay, me contaba que en la redacción del diario Le Figaro, amanecieron dando carreras, luego de haber hecho el ridículo al publicar el día anterior - 4 de marzo - una nota titulada “L'opposition veut pousser Chavez à la répression” escrita por una enviada “muy” especial a Caracas.

Le Figaro robándole las ideas a Le Monde Diplomatique, ¿quién lo hubiera imaginado? un truc de fou, comentaba muy sonriente mi amigo. Luego me dijo; fíjate como son las cosas - sin ocultar un fino humor negro – con lo ocurrido en Haití, yo estoy sorprendido de constatar que los medios franceses, aún los de derecha, no se habían dado por enterados que Francia había decidido jugar en el ámbito internacional un nuevo rol, al lado de los Estados Unidos, buscando así dejar atrás el encontronazo de la guerra en Irak. 

Tiene razón mi fuente, nadie parece haber notado que fue Francia quien primero consideró que el “democráticamente” electo presidente Aristide, debía partir, e inmediatamente Estados Unidos le tomó la palabra a Dominique De Villepin, y juntos precisaron a la ONU, cuyo Consejo de Seguridad aprobó de manera expedita la resolución para el envío de una fuerza internacional a Haití. Eso se llama, pleno ejercicio del derecho de injerencia, y a toda velocidad.  

Dicho esto, me pregunto, si estarán al tanto de estos giros en el accionar coordinado de Francia y EEUU, ciertos colegas de Milos Alcalay, como Roy Chaderton y Alfredo Toro Hardy, por solo nombrar dos. 

Cabría preguntarle a Chaderton en virtud que ahora vive en la misma ciudad que yo, y a lo mejor, hasta me oye o me lee: ¿no cree usted? que está aún a tiempo, para abandonar a éste gobierno represivo, que amenaza los derechos civiles y políticos de los venezolanos, tal y como dijo su colega Alcalay. 

Igualmente embajador Toro Hardy, usted que está en Londres y puede que también me oiga o me lea; usted que fue mi profesor, y actualmente le sirve a un gobierno que como dijera, el ahora universalmente conocido Milos Alcalay, en perfecto inglés a la BBC: ”Rob Venezuelans of the right to affect change through the democratic process”. Dicho esto, embajador Toro Hardy ¿está usted con su silencio dispuesto a convalidar todo lo que está sucediendo en Venezuela? En 1991 usted escribió un libro titulado “La Maldición de Sísifo”, ¿pretende usted ahora protagonizar dicha historia?. Imprima el artículo Subir Página