Porque
le respalda el petróleo, cuyo propietario es el Estado
venezolano. Porque, tras el fallido, por torpe e
inadmisible, golpe de Estado en su contra, limpió de
enemigos internos y controla las Fuerzas Armadas. Porque no
tiene enfrente a una oposición organizada y con las ideas
claras en el terreno político.
Porque se aprovecha del sistema democrático para acabar con
él. Porque compra voluntades dentro y fuera de su país,
derrochando los recursos petroleros, mientras su pueblo no
tiene leche, huevos y azúcar que comprar en los mercados.
Porque se apoya en el gran patriarca cubano de la revolución
permanente, quien continúa manteniendo ese halo de héroe
antiimperialista entre la inteligencia española, que es
comunista desde la comodidad de la sociedad burguesa
europea. Porque se siente apoyado por quienes, desde el
gobierno español, le dan ánimo y le insuflan chulería para
atacar a los intereses españoles de las empresas que están
instaladas en su país dentro del marco legal que él les
fija.
Porque utiliza y aprovecha a la
internacional del petróleo, llamada OPEP, para "administrar"
los ingentes recursos petrolíferos para exportar su
"socialismo del siglo XXI" en su autopromoción de líder
continental.
Porque reparte populismo dentro
de su país en una revolución, que no ha sido capaz, tras
haber ganado tres elecciones por más del 50 por ciento de
los votos, de haber bajado los índices de pobreza extrema,
de inflación, de desempleo, de producción de riqueza
interna, continuando siendo un país subdesarrollado
mono-productor para la exportación y por seguir siendo un
país de altísimo índice de importación de productos básicos.
Porque asfixia a los medios de
comunicación críticos y cierra a los que más le molestan.
Porque ha dividido a la sociedad venezolana,
tradicionalmente democrática, respetuosa de los derechos
humanos y de la libertad de expresión, en pobres y ricos,
donde los primeros son los buenos y segundos los malos.
Porque en realidad no es un
demócrata, sino un militar, formado en los ideales del
ordeno y mando, de la tradición del caudillo, que
históricamente ha sembrado a la inmensa, rica y sufriente
tierra de América Latina de oprobio, atraso y prepotencia
inútil.
Porque se siente, como se dice
en Venezuela "guapo y apoyado" (valiente y reforzado) por
mandatarios, que interpretan, de manera errada, a Hugo
Chávez como un promisorio defensor de su pueblo, que se
enfrenta al imperio del norte en una supuesta revolución
reivindicativa, y no es otro cosa que otro gobernante más en
esa larga cadena de corruptos, que han poblado la región con
lamentables consecuencias. Porque Chávez, además, es un
bocazas, un populista guasón, un iluminado que se cree
investido por el espíritu de Bolívar para vengar las
injusticias que líderes como él han infligido al pueblo
venezolano y latinoamericano.
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Artículo
publicado originalmente en el diario La Opinión de
Málaga |