La
crisis que estalló el pasado fin de semana dentro de la coalición de la
oposición venezolana, es a mi parecer tan grave, como la crisis que padece el
país en su totalidad. Si en la oposición, hay impaciencia, si persiste la
histeria y si el amateurismo político de ocasiones anteriores vuelve a llevar la
voz cantante; sencillamente la oposición se estaría autosuicidando.
Sin entrar en los detalles que conforman las razones de éste retroceso, los
llamados “reparos” tienen un peso, pero no lo explica todo.
La
propia estructura de la Coordinadora Democrática tiene que ver, pero sin
duda el saboteo de todas y cada una de las instituciones democráticas, al cual
se ha dedicado con persistencia y relativo éxito el régimen de Hugo Chávez,
hacen que la asfixiada oposición venezolana se encuentre despojada de su terreno
de juego, de su parte de la cancha, de su esquina en el ring.
Entonces mal podría una oposición en desigualdad de condiciones políticas e
institucionales, dar una pelea coherente, constante, de igual a igual. Así
mismo, la racha de derrotas que coleccionaron los agentes políticos que le hacen
oposición a Hugo Chávez, produjeron una suerte de efecto de bola de nieve que
dejó al país en un estado de catástrofe política. Y hoy, paradójicamente – y
hasta sin darse cuenta muchos - tanto la oposición como el régimen de Chávez,
están ambos contra la pared.
¿Quién se va a restear primero? ¿Quién se va a jugar todo o nada?
Del lado del gobierno, la contradicción pareciera estar resuelta. El golpe de
Estado por cuentagotas y el bombardeo quirúrgico de las Instituciones, avanza y
el objetivo trazado, parecen tenerlo los bolivarianos al alcance de la mano.
Del
lado de la oposición, la disyuntiva es enorme, por cuanto es obvio que si en el
horizonte lo que se perfila es un choque frontal con las fuerzas represivas del
régimen, los muertos de dicha confrontación – por demás desigual - será la
oposición quien los ponga. Un conflicto que hay que evitar a como de lugar, y en
consecuencia, actos de fragilidad política, desunión y desorden; son unos lujos
que la Coordinadora Democrática no pude darse en estos momentos. Y la
ambigüedad de algunos de sus líderes no está ayudando.
Entonces, si por parte del régimen, que repito, se encuentra contra la pared; no
existen contradicciones, ni dudas en cuanto al dictatorial y tiránico fin que
persiguen ¿por qué, del lado de la oposición, habría que desconfiar de las
capacidades negociadoras de Quirós Corradi y Felipe Mujica? ¿No merecen estos
señores toda nuestra confianza y apoyo?
John
Burton, es un australiano, que fundó a finales de los 60 la escuela del
problem-solving; Burton es un convencido de que los conflictos tienen sus
orígenes mayoritariamente en la ausencia de comunicación, en la falta de
comprensión y los bloqueos psicológicos entre los protagonistas y no en las
propias razones materiales de los conflictos.
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