La
apuesta era grande, las susceptibilidades presentes al máximo,
algunas maniobras evidentes; y sin embargo 25 países lograron
ponerse de acuerdo el pasado fin de semana sobre un proyecto de
Constitución capaz de otorgarle finalmente sustancia política a la
Unión Europea.
Europa tomaría así la ruta hacia la conformación de leyes
fundamentales que regirían la vida en común de 25 países y 400
millones de habitantes, algo realmente histórico, que de hacerse
efectivo, solo se compararía con la Constitución que en 1787 fundó
a los Estados Unidos de América.
Ante la evidencia del terrible resultado de las elecciones del
parlamento europeo, hace apenas una semana, la presión de la
opinión pública ejercida sobre los dirigentes de los 25 países
condujo a éste acuerdo que estaba claro que constituía en sí
mismo, un eslabón indispensable para el futuro europeo.
Sin embargo, no se puede cantar victoria; los 25 países miembros
deberán a su vez y por separado adoptar - mediante referéndum y
aprobación legislativa - dicha Constitución de manera unánime, por
lo que lo más difícil está aún por hacerse.
Por lo pronto el acuerdo logrado constituye una base para la
construcción del futuro europeo, pero es urgente que esas bases
sean reforzadas, dada su evidente fragilidad. Sin embargo, la idea
de dotarse la Unión de una presidencia estable y de un Ministro de
Relaciones Exteriores, le otorgaría cierta claridad al formato
político que Europa persigue.
Sobre la mesa están la justicia, la democracia, la libertad, en
fin los valores estandartes de ésta Unión Europea; faltan los
hombres, los líderes que la encarnen y le den vida política. En
ese terreno queda mucho por hacer, Chirac se felicita hoy del
acuerdo logrado, cuando 20 años atrás era un gran euroescéptico;
el presidente galo aprendió la lección y asumió que hoy lo que se
impone es el eurorealismo. Por su parte para Tony Blair, el
eurorealismo se traduce en una gran victoria para la “Gran
Bretaña” y el Vaticano lamenta que en el proyecto de Constitución
no se haya incluido la identidad cristiana de los pueblos de
Europa.
El eurodiputado Olivier Duhamel, en su libro “Pour l’Europe”
a través del cual explica y comenta la Constitución; señala que el
niño nació, pero el mismo corre el riesgo de una muerte perinatal,
si los gobiernos respectivos encargados de adoptar la nueva
Constitución, se dedican a maltratarlo en razón de sus diferentes
puntos de vista e intereses.
Esta historia de la Constitución europea, apenas comienza.
