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Como cometer un fraude electoral y no fallar en el intento 
por Mariana Pagea

sábado, 14 agosto  2004


Relacionando informaciones de gente que tiene acceso al CNE, y después de consultar a técnicos electrónicos, todo indica que el mecanismo para el “fraude tecnológico” que el oficialismo realizará en las elecciones del próximo 15 de agosto, será el siguiente:

 

1- Las máquinas de votación Smartmatic fueron ordenadas por gente probadamente afecta al oficialismo, en forma poco transparente y hasta sospechosa que pueden haber solicitado a sus fabricantes que un cierto porcentaje de ellas tuvieran piezas que harán que la máquina se dañe a las pocas horas de funcionamiento. Recordemos que nunca se ha probado que duren 12 horas seguidas, pues las cacareadas “auditorías técnicas” fueron sólo por cinco minutos.

 

2- Esas máquinas chimbas fueron “marcadas” y pueden ser identificadas sólo por algunas personas afectas dentro del CNE, siendo enviadas por éstas expresamente a “zonas de mayoría escuálida”, o sea donde habrá un voto mayoritario por el Sí, de modo que en esos centros se tenga que recurrir al voto manual por boletas.

 

3- Pero muy probablemente no habrá suficientes boletas, o ninguna, por una “imprevisión programada” para dichos centros, de modo que una gran cantidad de votantes del Sí no podrán expresarse. Los centros, según el reglamento, tendrán que cerrar, transmitir los votos de las máquinas por cable telefónico y redactar un acta totalizando los votos que haya según las boletas expedidas por las máquinas, aunque no hayan podido votar el resto de la gente en la cola (¿qué más pueden hacer, sin boletas manuales?)

 

4- La totalización hecha en el CNE daría, entonces, una clara mayoría del NO, acorde con la deficiencia de votos por el SI debido a las fallas en las máquinas y la imposibilidad de recurrir al voto manual en los centros afectados, todos en zonas con mayoría opositora.

 

Lo antes enumerado, no constituye una simple especulación ya que se basa en hechos comprobables:

 

a) las máquinas fueron ordenadas por una sola persona del CNE, como lo han reseñado los medios. Esta persona pudo haber hecho segregar “las máquinas chimbas” (para zonas “escuálidas”) de las “buenas” (para zonas esencialmente chavistas) de modo que se tuviera un resultado favorable al NO.

 

b) Se ha sabido de los medios que el CNE no imprimiría sino boletas para el voto manual en cantidad “un poco mayor que el 20%” sólo para los centros que no tendrán maquinas por razones geográficas o de suministro eléctrico. Se olvidaron adrede de los demás centros, que no tendrán material para el voto manual o no suficiente para la gran cantidad de electores que se quedarán sin votar por culpa de las “máquinas chimbas”. Esto puede comprobarse fácilmente en los centros afectados, que no tendrán material electoral adecuado para el número de votantes, debiéndose haber impreso suficiente para todos los votantes de ese centro por si acaso fallaban todas las máquinas, como hubiera sido lo correcto y lógico.

 

c) No se hablado casi de las boletas manuales en los medios, ocupados mayormente en las dichosas “máquinas cazahuellas” (un buen recurso para distraer la atención) y a estas alturas el público no sabe cómo son las boletas, y el CNE dio por sentado que todos saben como votar con ellas, sin que se haya instruido a la población como deberían proceder, pues el 20% - un porcentaje significativo - tendrá que enterarse en la cola, y quizás otro tanto – o mucho más, si esta teoría se verifica - tendrá que votar con ellas al fallar las máquinas. Un hecho que, aún si no se hubiera preparado maliciosamente, sucederá de todos modos de manera frecuente, al no tener el CNE suficiente experiencia con ellas y por ser máquinas fabricadas y usadas por primera vez. Esto sin contar la proverbial negligencia del personal en el uso de máquinas, por descuido o ignorancia, pues muchas máquinas anteriores están inservibles y acumuladas en alguna parte por falta de mantenimiento y un almacenaje inadecuado.

 

Los realizadores del fraude cuentan en que difícilmente se podrá culpar al CNE ya que éstos aducirán “fallas técnicas”, o usarán a los fabricantes como chivos expiatorios.  Aunque será difícil probar que algunas de las máquinas no durarían en uso intenso sino unas pocas horas, si se llegara a identificar con alguna marca las usadas en “zonas de escuálidos” podrían hacerse auditorías técnicas posteriores que pudieran demostrarlo. Pero si la investigación la hará el CIPC, existen serias dudas sobre la idoneidad o parcialidad de este ente policial. Lo único que podría develar este fraude es alertar a los rectores Sobella Mejías y Ezequiel Zamora para que desde adentro descubran y comprueben la “discriminación” entre las máquinas “para zonas escuálidas” y las demás, para que éstas sean revisadas luego por expertos electrónicos que pueden determinar la mala calidad de ciertas piezas clave y compararla con la calidad de las demás. 

Por otra parte, los votantes deben exigir enérgicamente su derecho al voto si acaso se presentaran fallas en las máquinas, o avalar ante la CD lo que esté sucediendo con lujo de detalles, para no perder los testimonios de los electores afectados y utilizarlos en cualquier investigación imparcial posterior del Centro Carter, la OEA o la ONU. Si algún votante en las zonas de escuálidos marca con una X con algo puntiagudo (un clip, o un cortaúñas) detrás de la máquina, esto ayudaría a identificarlas para una investigación posterior.

Para quien tenga todavía dudas sobre el fraude que se avecina y siga confiando en la buena voluntad del CNE, bastará haber notado con qué ecuanimidad Hugo Chávez dijo que aceptaría la derrota y entregaría el poder, algo poco común en él, y que sólo demuestra que lo tienen todo preparado a su favor, ya que él piensa “relegitimarse” el 15-8.

Y por último, no olvidemos la burla que representó las demoras programadas en los “firmazos” (un año entero) y los humillantes “reparos”, diseñados y decididos perversamente por la misma gente parcializada que está realizando el  presente fraude electoral, y en quienes no se puede depositar ninguna confianza, ni por su ética profesional, ni personal, ni por su capacidad en cuestiones electorales, habiendo sido colocados allí sólo por sus simpatías políticas  Si el que lea esto puede hacer algo al respecto, que lo haga pronto, para no tener cargas de conciencia cuando se concrete el fraude. (Mejor prevenir que lamentar, reza un dicho universal y eterno)      Imprima el artículo Subir Página