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Chapaleando en la ladilla 
por Lucy Gómez

sábado, 25 septiembre 2004


 

Dificultosamente se arrastra la campaña por las elecciones regionales. Los candidatos, tanto los del oficialismo como los de la oposición, hacen un jab de sombra con el verdadero candidato, la abstención. 

Es así, como los chavistas se dividen a golpes y botellazos en Carabobo. Arias Cardenas, intenta dividir a la oposición en el Zulia. Se siente el silencio espeso del Presidente alrededor de los candidatos de Aragua, incluyendo al gobernador Didalco Bolívar, ocupado como está en enfrentar los golpes mediáticos que le impiden ir a compartir un almuerzo con “dobliu” Bush en el Waldorf Astoria para terminar con la pobreza en el mundo.  

En Caracas, los partidos de oposición están dispuestos a ir a todas las encuestas y a todas las primarias, siempre y cuando no les toquen a sus candidatos. Los directivos del Consejo Nacional Electoral, cansados de la alharaca del referéndum, se dedican a la tarea patriótica de expulsar a los periodistas de su set de prensa mientras ven con amable ferocidad como se les acumulan todas los tareas; felices, porque acumulan al mismo tiempo las excusas para poder retrasar cómodamente las regionales hasta  cuando al gobierno le convenga, es decir , alrededor de diciembre, cuando ya el comandante haya puesto orden en su gallinero vertical.  

Los votantes, mientras tanto, dando una idea de su sabiduría, ya que están picados de culebra, ven  ya no con sorpresa, sino con una hartura mal disimulada que peligrosamente  pasa a  convertirse en  indiferencia, como  Leopoldo López y Eduardo Lapi presiden un comando de oposición donde están todos los gobernadores menos el de Carabobo. Ya ni siquiera se preguntan porqué, porque lo saben o lo intuyen. Cada uno monta tienda aparte, porque no se pueden ver, porque nadie va a renunciar a favor del otro, porque cada quién hace lo que le da exactamente la gana. 

Los electores ven a Claudio Fermín por el Canal 8, cada día pidiendo pruebas del fraude y ni se asombran, sino que se ponen a hacer apuestas sobre el cargo que le darán en el futuro, si saldrá de diputado, o será ministro, o simplemente formará parte de los grupos palaciegos para el entendimiento político, que cada cierto tiempo se reúnen bajo la égida del Vicepresidente para hacer que hacen, que representan al país y que están preocupados por nuestro bien y nuestro futuro democrático.

La gente ya ríe un poco amargamente cuando el candidato del "unitario" Copei, Pedro Pablo Fernández, se calla y no se retira de la pelea por la alcaldía de Baruta, que uno supondría que le corresponde por aclamación a Henrique Capriles Radonski. Y le parece una película repetida la cara de serios que ponen Liliana Hernández y Julio Borges, cuando anuncian que se van de la Coordinadora.  Uno dice ¿y quién terminará pagando el alquiler de la quinta La Unidad? ¿Por qué mejor no se mudan a la casa de gobierno de Miranda para que les salga mas barato? 

Y si a alguien le preguntan si va a votar, no dice que se está absteniendo, ni que " lo que pasa es que Smartmatic..."  

No, pa'qué. Sale con algo como: "ay yo estoy muy vieja para ir para eso, de todos modos van a ganar, yo lo veo por televisión". O: "yo como que me voy de vacaciones para la casa de mi tía en Ocumare. Y no voy a venir para acá a votar". O:" ayyy yo no sé,  que ladilla".

Ese el candidato peso pesado que enfrentan la oposición y el mismo chavismo. Siguen repitiéndose los llamados a la defensa de la democracia, a la lucha contra el fraude, a protestar por las iniquidades del CNE, contra la división de la oposición, a acabar con las inconsecuencias de los chavistas zulianos que andan partidos como en 15 toletes, cada uno armado.  Y el venezolano de a pie solamente repite: "que ladilla".                                               Imprima el artículo Subir Página