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Ahmad Chalabi 
por Ted Córdova-Claure

lunes, 24 mayo 2004


Cuando el Presidente Bush pronunció su discurso sobre el estado de la Unión este año, Ahmad Chalabi estaba aplaudiendo rabiosamente desde el palco de honor, junto a la primera dama. Pero este 20 de mayo Chalabi estaba pidiendo rabiosamente que las tropas norteamericanas se vayan y que dejen a los iraquíes libres para levantarse solos.

¿Que pasó en solo 4 meses? Es una historia que se está repitiendo mucho y confirma una teoría que sostuve ya hace meses en la sección en inglés de mi website www.tedcor.com ; el que se mete con Bush, como ocurre con ciertos bebés o guaguas rabiosos, termina cagado. La lista crece y es una clara muestra de que vivimos un nuevo desorden mundial, que está afectando gravemente al liderazgo de la superpotencia en la globalidad.

La lista de éstas bajas políticas colaterales de las guerras -reales o paranoicas - de Bush, comienza con Tony Blair, arrinconado a la defensiva en la política británica y totalmente fuera de algún rol importante en el escenario mundial.

Destaca también el patético caso del ex presidente Aznar de España (cuyo nombre Bush no pudo pronunciar correctamente decía: “ansar”) Silvio Berlusconi, el gran mafioso de la política, el fútbol y los medios de Italia, también se encuentra en apuros por haber seguido dócilmente la aventura iraquí de Bush. 

En Suramérica, un caso tragicómico - trágico por las muertes de habitantes en la proletaria ciudad El Alto - y cómico, por la fuga a EE.UU. del presidente Sánchez, quien había elegido someterse a la absoluta dependencia de los embajadores de Bush en La Paz, es en el fondo un claro fracaso para la democracia y la política de Washington en la región.

Sigue la lista de bajas colaterales políticas, con el propio entorno de Bush, donde políticamente ya hay varios que tienen estampado el sello de “exit”, por lo menos de la fama y el poder washingtonianos. El secretario de Estado Colin Powell, quien sin duda tendrá que archivar su máxima aspiración, de ser el primer presidente negro; el de Defensa, Donald Rumsfeld, quien ha manchado la dignidad de la democracia norteamericana con sus planes de acciones de tortura,  “inteligencia” y de propaganda; o la asesora de seguridad nacional Condolezza Rice, fiel y habilidosa, pero al fin,  destinada a  ser “chivo expiatorio” de los errores de la Casa Blanca. 

Chalabi había fundado un partido político en el exilio, en Londres, el Congreso Nacional iraquí y sus vínculos comerciales llegaban hasta consejeros políticos del Pentágono y del Vicepresidente Cheney, para él hacer campaña contra Saddam Hussein, bajo cuya dictadura antes hizo negocios que lo hicieron muy rico, su partido suministraba informes sobre las armas de destrucción masiva que estaba acumulando Irak; y hacía campaña desde el exilio contra la misma tiranía sangrienta bajo la cual comenzó a amasar su fortuna. O sea que, Chalabi le sacó dinero a Hussein y después a Washington. 

El 20 de mayo, después de que le allanaron la residencia de Bagdad y confiscaron computadoras y otros documentos, Chalabi hizo una proclama agónica: “Estamos agradecidos al presidente Bush por liberar a Irak, pero ya es hora de que el pueblo iraquí maneje sus propios asuntos”.  Imprima el artículo Subir Página