Campaña nada admirable
por Luis DE LION
lunes, 27 oct 2003

Los miembros de la corona de la revolución bolivariana, se hacen ilusiones, con el inicio de la campaña electoral de sus príncipes que optan por algunas gobernaciones. Los electores los esperan en la bajadita; claro está que, los candidatos en cuestión traen promesas, obviamente imposible de cumplir, pero que sin embargo, creen estos neosifrinos del comando Ayacucho, que las mismas harán olvidar la indignación del electorado ante las inadmisibles y multimillonarias bacanales de corrupción a las cuales se prestan estos herederos cual rito revolucionario.

El desprecio con que, la monarquía chavista, ha tratado la confianza que le fue otorgada en el 98, no tiene parangón en nuestra historia política. Sin entrar en los detalles, de la ineptitud e impericia comprobada y reiterada de quienes conforman el actual gobierno; el enriquecimiento exagerado y vertiginoso, de estos jovenes candidatos, hoy elevados al olimpo electoral – o al matadero - por su majestad Hugo Chávez, es asquerosamente chocante con el igualmente vertiginoso empobrecimiento de una gran mayoría de venezolanos.

No obstante, aunque al electorado de hoy, lo mueven las mismas motivaciones del 98 cuando se buscaba – sin brújula – un cambio; sin embargo los venezolanos del 2003, son mucho más difíciles de convencer, la amarga experiencia de la instauración de la realeza chavista, ha hecho madurar a unos y arrepentirse a otros, y como quiera que sea, el anhelo que hoy se impone – 70% del electorado - es el de recuperar el placer de vivir en democracia.

¿ Entonces qué hacer ante una actitud tan excluyente e irrespetuosa?

¿ Esperar las venideras citas electorales, como si viviéramos en una democracia tácita?

Pero, la situación es agobiante; y además de la rabia y decepción, está el escozor que provoca el saber que la actual situación se la buscaron los propios venezolanos. Es por ello que ésta crisis, es en cierta medida una bomba que le explota en plena cara a los venezolanos, por culpa de su reiterada falta de civismo político.

Pero hoy, el soberano sin duda está asumiendo sus errores del pasado y en ese orden debe tener un gesto de autoridad, y es a través de su voluntad democrática – si lo dejan - que dicho gesto se haría realidad, para frenar en seco los abusos de la corona chavista.

Así las cosas, para la campaña electoral nada admirable que se avecina y en la cual participarán a regañadientes los príncipes chavistas, por cuanto ellos hubieran preferido atajos de facto; debemos estar atentos y para ello se impone que recuperemos – los venezolanos todos - a como de lugar, el civismo político perdido; la tarea es cuesta arriba, en virtud que las instituciones democráticas están gangrenadas, los principales partidos políticos siguen padeciendo las consecuencias del parasito del cortoplacismo y algunos dirigentes de oposición llamados hoy a jugar un rol protagónico, son a su vez víctimas de una sondeodependencia que los paraliza.