Bush ya es historia
por Ted Córdova-Claure
martes, 20 abril 2004

¿Cómo lo juzgará la historia? Le preguntó el periodista Bob Woodward al presidente Bush y éste respondió, en frase breve y patética; “historia, nosotros no lo sabemos, estaremos todos muertos”

Plan of Attack” es el segundo libro que se publica en menos de dos semanas, analizando críticamente la obstinación del presidente norteamericano por emprender una guerra contra Irak, dejando de lado el objetivo principal que él mismo fijó; la guerra contra el terrorismo.

El otro libro, de su ex-asesor en terrorismo, Dick Clark, acusó a Bush específicamente de no haber continuado la guerra contra el terrorismo islámico, iniciada en Afganistán, justamente para emprender la guerra contra Irak y derrocar a Saddam Hussein.

Woodward es un distinguido periodista del Washington Post que se hizo famoso cuando publicó el libro “Todos los hombres del presidente”, sobre el espionaje político que ordenó el presidente Richard Nixon contra el partido demócrata en el llamado affaire Watergate y que justamente desencadenó la renuncia de Nixon a la presidencia, en medio del mayor escándalo en la historia de la Casa Blanca en el siglo veinte.

No deja de llamar la atención que justamente en un año electoral, Bush haya accedido a otorgar a Woodward las entrevistas necesarias para éste libro, que incluye otras investigaciones de Woodward sobre la controvertida gestión de Bush al mando de la gran superpotencia norteamericana, en un mundo global desordenado y plagado de incertidumbres.

Bush dice en el libro que guardó el secreto de los preparativos para atacar a Irak, “porque hubiera parecido que estaba ansioso para ir a la guerra. Y yo no estoy ansioso por hacer la guerra”, explicó cándidamente Bush a Woodward. También dijo que guardó el secreto incluso para su asesora de seguridad, Condoleezza Rice y al propio jefe de la CIA, George Tenet. Algo que, por supuesto, a ésta altura resulta difícil de creer seriamente. Por lo demás, se supone que los citados colaboradores tenían la responsabilidad de suministrar al presidente informes sobre los hechos mas importantes de la situación mundial, como para justificar un conflicto bélico.

Woodward también describe las rivalidades en el gabinete de Bush, la principal de ellas entre el vicepresidente Cheney y el secretario de Estado.

Colin Powell consideraba que Cheney estaba obsesionado con el tema de Irak y estaba dispuesto a creer cualquier informe de inteligencia, por nebuloso que fuera, para establecer un vínculo entre Saddam Hussein y los perpetradores de los ataques terroristas del 11 de septiembre.

La publicación de estos libros, las revelaciones de la Comisión investigadora de las circunstancias de los ataques del 11 de septiembre, han creado un clima nada propicio para la campaña de Bush a la reelección.

Simultáneamente, se abre un espacio para el fortalecimiento de la candidatura del demócrata John Kerry. Por ejemplo, éste Domingo 18 de abril en el conocido programa “Meet the press” Kerry casi ni mencionó los libros de Clark y de Woodward para sostener enfáticamente su critica a Bush: “Estoy muy sorprendido por la ineficiente política exterior de Bush y la conducción de la guerra en Irak”.

Preguntado por el periodista Tim Russert, sobre que haría él si resultara elegido en las elecciones de principios de noviembre este año, Kerry respondió con mucha propiedad y conocimiento que su intención era buscar una alianza internacional para compartir responsabilidades y criticó la arrogancia de Bush frente al mundo, un asunto en el que la mayoría de los norteamericanos,   conscientes de los valores de libertad, justicia y tolerancia  de ésta nación, parecen estar de acuerdo: Estados Unidos debe recuperar ante el mundo, los valores esenciales de la democracia  de Jeffersson, Lincoln, Roosevelt y Kennedy. Kerry parece estar seguro de que él puede hacerlo.

Las encuestas de opinión, que tan importante valor tienen en la política de USA, ya comienzan a mostrar a Kerry por encima de Bush, o, por lo menos, como dijo el periodista Russert, en éste momento es, en general fifty-fifty (50-50). Con razón Bush sugiere que prefiere estar muerto, cuando venga el juicio de la historia.
                                                                                                                      
 
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