El
presidente Bush empezó su campaña para la reelección, apoyándose en que es el
campeón de la lucha contra el terrorismo, pero, en la agitada polémica política
norteamericana surge otro enfoque. En lugar de derrotar al terrorismo, Bush lo
hizo crecer y lo fortificó globalmente.
Un ejemplo ha sido el ataque a los
trenes en Madrid y lo que ocurre en el “liberado” Irak, que se ha convertido en
sangriento escenario de otra erupción terrorista, esta vez entre árabes. Y con
interminable aumento en la lista de bajas norteamericanas.
Bush está en campaña para su
reelección basándose en el supuesto éxito de su lucha contra el terrorismo, pero
en un libro que apareció el pasado lunes 22 de marzo, el que fue su asesor
justamente en cuestiones de terrorismo, lo desmiente y dice que la acción contra
el terrorismo de Al Qaeda fue dejada de lado para concentrarse en la guerra
contra Irak, que no estaba directamente relacionado con el ataque terrorista del
11 de septiembre, que fue obra del terrorismo integrista islámico.
“Francamente, encuentro indignante
que el presidente esté buscando la reelección diciendo que él hizo grandes cosas
con respecto al terrorismo, cuando en realidad, él lo ignoró. Lo ignoró durante
meses, cuando pudo haber hecho grandes cosas para evitar el ataque del 9/11
quizás nunca lo sabremos”, dijo Richard Clarke, que fue asesor de seguridad de
los gobiernos republicanos, desde el presidente Reagan, luego George Bush,
padre, y ahora George Bush, hijo.
Su declaración fue hecha en el
curso de una entrevista en el muy visto programa dominical 60 Minutes, de
CBS como adelanto del explosivo contenido de su libro “Against all enemies”
(Contra todos los enemigos), que publicó una subsidiaria de la prestigiosa
editorial Simon and Schuster.
En las campañas electorales
norteamericanas es cuando afloran las crudas verdades, por ejemplo aquella de
que, en lugar de ser el campeón de la lucha contra el terrorismo, el presidente
Bush solo lo ha alentado para que se convierta en una amenaza global y
permanente.
Justificando su repudiada guerra
contra Irak, Bush ha repetido que, después de la caída de Hussein, hay más
seguridad en el mundo. Pero actos terroristas como el de España y los que
cotidianamente ocurren en Irak, cobrando más vidas norteamericanas, parecen
señalar lo contrario.
La campaña electoral ha comenzado
con juego sucio, en parte por el pánico en la Casa Blanca frente a un candidato
fuerte, como John Kerry, con un partido demócrata que ya parece muy unido y
dispuesto a tomar las riendas del poder en Washington.
Bush ha sido mas bien tolerante
con algunos aliados de Osama Bin Laden, como del presidente de Pakistán, Parvez
Musharaf y, en fin de cuentas, un fracaso en su guerra global contra el
terrorismo. Lo que parece confirmar el libro de Clarke, que ha caído como una
bomba en el comando electoral republicano, que había lanzado una propaganda
sucia que decía: “votar por Kerry es votar por Osama Bin Laden”. Y, ahora,
parece que ese slogan, se vuelve contra Bush.
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