La Buhonería Nuclear
por Luis DE LION
jueves, 19 feb 2004

Abdul Qadeer Khan, es el creador de la bomba atómica paquistaní y acaba de confesar – sin mayor rubor – haber estado durante años a la cabeza de un mercado negro como traficante de material nuclear. Entre sus clientes, estaban Irán y Libia, a uno le vendía material de segunda mano, al otro material ultramoderno.

El Doctor Khan, es desde hace años la personalidad más popular de Pakistán y es el único civil que ha recibido condecoraciones militares en su país. Este brillante Ingeniero metalúrgico, se formó y trabajó en un primer tiempo para el consorcio europeo Urenco; y es de allí de donde el Dr. Khan habría sustraído los planos de las mejores centrifugas del mundo – unos tubos metálicos que giran a gran velocidad, para enriquecer el Uranio y transformarlo en combustible para bomba atómica –

La primera era nuclear, que comenzó en Hiroshima, con el tiempo se desvió hacia un cara a cara entre los Estados Unidos y la Unión  Soviética, y entre control respectivo de arsenales y tratados de no proliferación, trascendió la guerra fría. Pero tras la desaparición de la Unión Soviética, las armas atómicas han proliferado particularmente en naciones políticamente inestables.

La segunda era nuclear, comenzó en 1998 con los ensayos nucleares que llevaron a cabo primero la India, y quince días mas tarde su vecino Pakistán. Esta nueva era, está compuesta por bombas de uso regional, manejadas con fines populistas y religiosos. Libia, Irán, Corea del Norte e Israel son igualmente activos participantes de dicha segunda era nuclear.

Libia, acaba de anunciar la intención de abandonar su naciente programa nuclear. Irán, reconoció haber disimulado durante años a los inspectores de la ONU, su programa de enriquecimiento de Uranio. Corea del Norte, tendría suficiente Plutonio para fabricar varias armas nucleares. Israel, dispone de una gran capacidad nuclear para usos militares.

Ante la multiplicidad de amenazas nucleares, el Tratado de No Proliferación (TNP) que entró en vigencia en 1970, sigue siendo el escudo legal, con el que se avanzaría para limitar la proliferación de armas nucleares. Pero en la actualidad es un hecho – del que se habla poco – que tanto los secretos como los ingredientes para la fabricación de bombas nucleares, circulan sin mayor control a través del mundo.

Al igual que organizaciones internacionales luchan – sin mayores resultados – contra la pornografía infantil en Internet; la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA), con sede en Viena y que preside el egipcio Mohamed El Baradei, es la encargada de luchar – o mejor dicho, alertar – contra la proliferación de armas de destrucción masiva. Formalmente serían 8 las naciones con capacidad nuclear reconocida (Estados Unidos, Inglaterra, Francia, Rusia, China, Israel, Pakistán y la India) y a la lista habría que agregar a Corea del Norte. Sin embargo, el propio El Baradei, dice que aún no hemos visto nada, en clara alusión a la amplitud que tendría hoy una amenaza nuclear, a causa del audaz y peligroso mercado negro nuclear.

Visto que la incertidumbre nuclear se ha mundializado, cabe preguntarse – sin necesidad de ser paranoico – cual será el papel de América Latina en éste nuevo – si se puede llamar – orden nuclear. No olvidemos, que a finales de los 70, principios de los 80 las respectivas dictaduras militares de Brasil y Argentina dieron sus primeros pasos en la carrera nuclear. Pero antes, en 1962 en Cuba se escenificó el episodio más caliente, de toda la guerra fría, con la llamada crisis de los misiles.

Si bien, en la actualidad en la región ya no proliferan las dictaduras, y con el fin de la guerra fría Cuba es hoy tan solo una pieza de museo; podríamos pensar que Latinoamérica estaría al abrigo de un ataque nuclear, gracias al inmenso paraguas nuclear norteamericano.

Ahora bien, la otrora más estable y consolidada democracia regional que fue Venezuela, fue capaz de parir en 1998 un modelo populista, militarista de esos que creíamos descontinuados. Claro está, que las desgracias nunca vienen solas, y el modelito, desde que diera sus primeros pasos, se comportó como el hijo de Fidel Castro; y hoy dicho personaje, está atravesando por la típica crisis de adolescencia política. Hugo Chávez, está en plena mocedad política, y eso lo hace aún más peligroso.

Por lo pronto, la segunda era nuclear, se desarrolla en Asia, donde abundan históricos litigios territoriales y orgullos nacionales, que parecieran incontrolables. Algunos analistas, consideran que los Estados Unidos son en gran medida culpables, del surgimiento de ésta nueva era nuclear. Son los norteamericanos criticados, por su hipocresía, permisividad, imprudencia y falta de atención, con sus propios aliados durante la guerra fría.

Sin embargo, volviendo a Latinoamérica, donde como diría Carlos Rangel, cada político, cada intelectual está obligado a decir que todos nuestros males vienen del imperialismo norteamericano. Cabe preguntarse, con los pies puestos sobre la tierra, si la crisis de adolescencia política de Hugo Chávez, quien en estos días y de manera reiterada catalogó al presidente George W. Bush de ser un asesino, con injerencia directa en todo cuanto sucede en Venezuela; ¿no sería?, mas de esa vieja película antiamericana que ya estamos cansados de ver. O por el contrario, tratándose de un adolescente forrado de petrodólares, no estaría Hugo Chávez disuadiendo – torpemente - a Washington, de que él también podría haber accedido – o estar por acceder - al mercado negro nuclear.

Sin pretender ser obsesivo, ni mucho menos un primario e irreflexivo opositor de Hugo Chávez, considero, sin embargo, que me pone a pensar el hecho que, visto que desde un tiempo para acá el mercado nuclear se ha mundializado, y que ya no existe un estricto control sobre la exportación de tecnología sofisticada, la fuerza nuclear se ha convertido en una tecnología peligrosa de más, a la cual hasta países no tan ricos podrían acceder.

La realidad mundial es inquietante, personajes como el Dr. Khan – quien sigue libre - gozan de gran popularidad, al tiempo que las armas atómicas vuelven a formar parte de las doctrinas militares. La buhonería nuclear, podría provocar un terrorífico desequilibrio y nadie está al abrigo de la incertidumbre que genera ésta nueva era nuclear.
                                                                                           
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