El
teatro barroco se caracteriza por romper con las reglas clásicas de espacio y
tiempo, es ambiguo y espectacular. Y el maracucho, si bien todos llevamos un
maracuchito por dentro, hay quienes son demasiado maracuchos, tal es el caso del
doctor Francisco Carrasquero presidente del CNE. Personaje que en pocos meses,
nos ha obsequiado grandes representaciones del más puro estilo barroco
maracucho.
Pero, los venezolanos están en estos
días pendientes de otra cosa. Y el presidente del CNE pareciera no entender cual
es su función.
Antes, debo recordar que no es mi estilo
cogerla con los personajes políticos, ni caricaturizarlos. Ustedes me dirán que
son los políticos los que se burlan de nosotros y de las instituciones que
presiden, tienen ustedes razón, pero ese es problema de ellos. Nuestro papel es
otro.
Ahora bien, en el caso del Dr.
Carrasquero, a quien he estado observando y escuchando, intuyo en él una gran
falta de pericia y obviamente de experiencia en materia electoral, que sin duda
lo convierten en un incompetente para el alto cargo que ejerce -escogido
casualmente por otro representante del barroco maracucho -. Sin menospreciar la
opinión de quienes dan fe de su probidad como abogado y profesor de derecho; es
cierto que, el pragmatismo jurídico es un buen carburante para el ejercicio de
su cargo, pero no lo es todo, hay que también tener sagacidad política.
Igualmente, he observado que el
presidente Carrasquero tiene graves problemas de comunicación, no es que hable
mal, sino que le cuesta hacer pasar su mensaje. Desde su primera rueda prensa,
cuando apenas asumió el cargo, quedó evidente. Comunicar no es una tarea fácil,
y visto como al Dr. Carrasquero le gustan las cámaras y los micrófonos, no
debería tomarlos a la ligera. Le propondría que hiciera un ayuno de medios, para
que guarde energías y tiempo, que le serán muy útiles para que se concentre en
lo que realmente son sus atribuciones y sus obligaciones; al mismo tiempo que le
serviría para poner orden en sus propias ideas y orden dentro del mismo CNE,
donde como diría Manuel Malaver, parece que le están jugando “quiquiriguique”.
Debe tener presente, que los venezolanos
no somos ni sus alumnos, ni sus empleados. Resulta que es todo lo contrario, el
que está aprendiendo aquí es usted, al tiempo que es el empleado de todos
nosotros. Deje de hablarnos golpeado, que las vainas no son así, como usted
cree. Aterrice, y asuma que puede usted muy bien conducirnos hacia una
catástrofe político-social, de consecuencias dramáticas. No sea irresponsable, y
si a usted le parece que la presidencia del CNE, es mucho camisón para Petra,
entonces tenga usted el coraje de renunciar.
Necesitamos de usted, que nos de
respuestas y garantías de fondo, en cuanto al revocatorio; nadie le está
pidiendo un contrapunteo público con sus colegas de directorio.
El barroco maracucho es algo que le
queda bien a Lila Morillo y a Lupita Ferrer, no a usted doctor Carrasquero.
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