La
austeridad es una de las grandes virtudes del ser humano. El
DRAE la define como la ³Cualidad de austero², y a este como
³Severo, rigurosamente ajustado a las normas de la moral². Y
también como ³|| 2. Sobrio, morigerado, sencillo, sin ninguna
clase de alardes. || 3. Agrio, astringente y áspero al gusto. ||
4. Retirado, mortificado y penitente². La tercera acepción,
referida a cosas y no a personas, es nada o poco usual, al menos
en nuestro país.
La austeridad, por otra parte, no sólo es virtud de las
personas individualmente consideradas, sino también de los grupos
humanos e instituciones. Podemos llamar austeros a
determinados individuos, pero también, por ejemplo, a una empresa
y demás entes privados, un banco, una doctrina religiosa, una
agrupación de cualquier tipo, y sobre todo al Gobierno de una
nación.
La austeridad es esencial en la figura de lo que en el
Derecho Romano llamaban ³buen padre de familia², uno de los
pivotes fundamentales de la sociedad y de las instituciones
jurídicas y sociales aun en los tiempos actuales. Pero también es
la virtud de oro, con valor definitorio, de un buen gobierno. En
este la austeridad se manifiesta en la actitud prudente y
equilibrada de los gobernantes, en la limpieza, la claridad y el
sobrio uso del lenguaje, en el acatamiento irrestricto a las
leyes, en el mutuo respeto y cooperación entre los organismos y
poderes del Estado, y sobre todo en el manejo con absoluta
pulcritud de los dineros públicos, que no sólo deberán
administrarse con honradez y sin ningún género de despilfarro,
sino también con eficaz aplicación al bienestar y progreso de la
sociedad a que se sirve.
Pero no debe confundirse austeridad con pichirrez y
tacañería. El dinero que poseen las personas no es para
atesorarlo con alma de usurero, sino para usarlo, siempre con
prudencia y buen tino, sin alardes ni exageraciones, en beneficio
de quien lo posee, de su familia, y de ser posible en el de la
sociedad en la cual se vive. En el ámbito de las instituciones,
oficiales y privadas, rige el mismo principio. En la
administración pública, particularmente. Si es un grave delito
apoderarse el gobernante, como frecuentemente ocurre, de los
dineros públicos, o despilfarrarlos, igualmente lo es mantener en
reserva los recursos sin emplearlos en lo que se deben emplear,
sin descuidar, por supuesto, el ahorro que deba practicarse en
previsión del futuro.
Austeridad deriva de su equivalente latino austeritas,
austeritatis. Es palabra muy vieja en Castellano. No aparece
en el Tesoro de Cobarruvias (1611), pero sí el adjetivo
austero: ³Algunos le usan en la lengua castellana, tomándole
del nombre latino austerus, a, um, cosa áspera y acerba al
gusto, qual es el sabor de las frutas que aun no están maduras ni
de sazón; dízese también por alusión del hombre mal
acondicionado, desabrido, riguroso y mal saçonado². Pero
austeridad sí figura ya en el Diccionario de Autoridades
(1716), primera edición del Diccionario de la Real Academia
Española: ³En su riguroso significado Latino vale la
aspereza, poca suavidad, y punta de acerbidad que tienen las
frutas que aún no están maduras y en sazón, pero en este sentido
no tiene uso en Castellano. Tómase por aspereza y demasiada
extrañeza, dureza de condición, rigor y fortaleza de genio, poca
afabilidad y agrado en el trato, y sobra de tesura (sic) y
severidad en el modo de proceder. Metafóricamente se toma por
penitencia y mortificación². (Tesura, aunque poco usual,
figura en el DRAE como ³Cualidad de tieso²).
Como se ve, austeridad es un buen ejemplo de evolución
semántica de un vocablo por el uso.