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No será presidente de Chile
por Antonio Sánchez García
 
jueves, 11 diciembre 2008


            Contra la posibilidad de verlo soltar la liana de la OEA para guindarse en la de La Moneda se confabulan todos los factores. En primer lugar, el signo de los tiempos. Visto desde una perspectiva macropolítica América Latina se despierta de la siniestra ensoñación bolivariana, que arrastrara tras suyo los despojos de una izquierda democrática que se ha negado a ponerse a pie firme junto a los demócratas venezolanos, abusando de esa mezcla de ingenuidad y pillería con que el teniente coronel Hugo Chávez ha comprado las conciencias del centrismo democrático de un Lula o de una Michelle Bachelet. Los Kirchner son harina de otro costal: simples mafiosos del peronismo más decadente, prontos a hacerse con parte sustancial de los obsequiosos regalos castro-chavistas. América Latina gira hacia la centro-derecha. Chile, de primero.

 

            Ese es el primer factor que conspira contra las delirantes y desmedidas ambiciones de José Miguel Insulza de hacerse con la presidencia de Chile. El segundo factor, apenas advertido en Chile, que suele vivir con los ojos pegados a su ombligo, es la pésima gestión del ex socialcristiano virado a la socialdemocracia al frente de la Secretaría General de la OEA. Utilizada como mero trampolín para anidar sus ambiciones presidenciales, urdir sus contactos y preparar el financiamiento para una onerosa campaña política. No otra es la explicación de la obscena obsecuencia con que ha tratado las sistemáticas y reiteradas violaciones del régimen chavista a la Carta Democrática de la OEA. Hoy una vez más reiteradas con su proyecto de enmienda constitucional. La chequera de Chávez lo llevó a la Secretaría General. Que esta vez se olvide de la esperanza de contar con la petro-chequera venezolana. Esos tiempos pasaron de un día al otro al definitivo olvido. Y hasta puede que cuando dichas elecciones se celebren Chávez haya perdido el respaldo con que aún cuenta. La crisis socio política que sacudirá a Venezuela el año 2009 será de órdago.

 

            Pero de todos los factores que impedirán que sea el próximo presidente de Chile están los internos: 1) un mediocre gobierno socialista, que ha dejado mucho que desear; 2) las más que legítimas aspiraciones de la democracia cristiana por regresar a la presidencia, esta vez de la mano de Eduardo Frei Ruiz Tagle:3) y last but not least la crisis interna del Partido Socialista. Lagos no podrá soldar lo que la historia se empecina en dividir: el radicalismo impenitente de un importante sector del PS, la influencia de Castro y Chávez sobre los cabeza caliente del socialismo chileno. Insulza, quien impidiera de la mano de la derecha chilena que Pinochet fuera finalmente juzgado y condenado en Londres, en Madrid o en Santiago de Chile  es intrínsecamente incapaz de expresar a la totalidad del socialismo chileno. Y si el ala radical lo desprecia, la nueva socialdemocracia que busca nuevos rumbos de la mano de Jorge Schaulsohn o Francisco Flores lo detesta.

 

            La principal preocupación de la Concertación es no perder el tren de la historia. Se aferrará a su último furgón de cola, Eduardo Frei. Lo más probable es que también fracase. Y el próximo presidente de Chile sea Sebastián Piñera, el candidato de la centro derecha. Puede escribirlo. Es el signo de los tiempos.

sanchez2000@cantv.net

 
 

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