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Será difícil pero no imposible
por Oswaldo Alvarez Paz
lunes, 31 diciembre 2007


2008 será el año de la liberación de Venezuela. Solo será posible mediante un cambio radical de la política nacional e internacional del país. Se requiere la sustitución del régimen y, por supuesto, la salida de quien lo dirige. Múltiples manifestaciones de rechazo definitivo al socialismo del siglo XXI refuerzan la convicción existente sobre el agotamiento del actual ejercicio presidencial. El gobierno es malo, muy malo. Incapaz de haber resuelto un solo problema de los heredados en 1998, sin credenciales para enseñar alguno que esté en vías de solución y, por el contrario, ha sido factor determinante en la generación de nuevos problemas y conflictos tanto o más graves que los anteriores. No merece continuar, ni la nación merece más tiempo de tanta ineficiencia, ignorancia y corrupción.

Hugo Chávez ha tenido las máximas oportunidades para hacer y para corregir exageraciones y múltiples disparates. Lamentablemente no ha sido así. Infinitamente terco y encasillado en una estrecha visión de la política y de la vida, no tiene capacidad de rectificación y mucho menos, propósito de enmienda. Ha sido y continuará siendo factor de inestabilidad interna y externa. Sembrador de odios, recelos y resentimientos en todos los planos de su actuación, además agente empobrecedor comparable con los mayores destructores de la historia. Ya no es confiable para ningún demócrata del planeta, mucho menos para la oficialidad decente de la Fuerza Armada. El soporte que le queda, aparte de los recursos financieros derivados de un ingreso petrolero manejado en dirección contraria al interés nacional, está en convenios abiertos y encubiertos con los gobiernos y organizaciones más forajidas del mundo. Particularmente del agradecido apoyo de los apóstoles y corifeos, como diría Rómulo Betancourt, del cartel narcoterrorista de las FARC con los cuales se ha identificado ofreciéndoles respaldo activo y protección. Irresponsable es quien no mide las consecuencias de lo que hace y de lo que dice, mucho más cuando se es Presidente. Las palabras pueden ser más dañinas que las mismas acciones. Este es el caso de Hugo Chávez quien, tengo pocas dudas al respecto, esta en el último trecho de su presidencia.

Pero los deseos no preñan. El tipo será todo lo que hemos dicho y mucho más, pero también es un luchador irresponsable, sin principios ni ética, capaz de cualquier barbaridad. En consecuencia, quienes compartan el objetivo deben trazar una clara y compartida estrategia para alcanzarlo. No se necesita de acciones heroicas, ni personas súper dotadas al frente de la lucha. Basta con claridad de propósitos, generosidad personal y de grupo, desprendimiento, coraje y el diseño de una gran causa nacional con la que pueda identificarse el país entero. Venezuela tiene proyectos, gente suficiente y liderazgo en todos los sectores para triunfar. Falta la unidad, no confundirla con unanimidad, y la decisión para las acciones irreversibles.

oalvarez@telcel.net.ve


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