La
crisis del
chavismo:
Demócratas
o
Totalitarios por Antonio Sánchez García
domingo,
21 enero
2007
El
discurso oficial post 3-D y el sometimiento absoluto de
todos los poderes a los designios autocráticos del
presidente de la república con el objetivo inmediato de
imponer un régimen dictatorial en Venezuela – única
realidad del llamado socialismo del siglo XXI – ha
espantado no sólo a la oposición. Ha causado una profunda
preocupación en el seno del propio chavismo. Al grado de
que nunca como ahora el régimen estuvo más asediado por
sus profundas contradicciones internas, amenazado de
fracturas irreparables y al borde de su propia implosión.
El punto de arranque de esta crisis, solapada por los
anuncios más estentóreos del presidente de la república,
en particular el cierre de RCTV y las estatizaciones de
CANTV, la Electricidad de Caracas y las explotaciones
petroleras como inicio de la carrera por el aplastamiento
de la propiedad privada, fue el inminente cierre de todos
los partidos aliados al MVR y del MVR mismo, dando paso a
un partido único, sometido verticalmente a los dictados
del teniente coronel. Castrismo puro.
Un proyecto ya en vías de materialización que se tradujo
de inmediato en varias remociones ministeriales y la
conformación de un gabinete clonado de la figura
presidencial.
El divorcio entre Hugo Chávez y las dirigencias y
militancias de los partidos que le han acompañado hasta
ahora es un hecho objetivo, así conveniencias
matrimoniales lo oculten ante la opinión pública. El salto
al vacío autocrático que protagoniza Chávez dejará en el
camino muchísimos cadáveres, fracturando incluso a su
entorno más inmediato. Como lo atestigua la salida de José
Vicente Rangel, un histórico.
Porque una cosa es un parapeto semi dictatorial que viva y
deje vivir, siguiendo una tradición venezolana de
democracias a medias como las que han preparado el sendero
a esta torva realidad que hoy vivimos, y otra muy distinta
transitar al más allá de una ruptura histórica y
existencial bajo coordenadas copiadas del sistema
totalitario cubano.
Si a ello se le agrega el terror que habrán causado en la
llamada boliburguesía los anuncios de una
lucha frontal contra la riqueza y un pase de aplanadora
igualitaria que le pondría un fin violento a la danza de
los millones, se tiene un panorama del terremoto que
amenaza a las huestes chavistas. Sin mencionar los
cadáveres que entre gobernadores, alcaldes y concejales
chavistas dejaría regada la reordenación territorial. Se
acabó lo que se daba.
No extrañan por ello las palabras de algunas prominencias
del chavismo, buscando respaldo “democrático” para una
lucha contra la pesadilla que ya avizoran. De pronto
emergen esquistos que dejan ver la crisis profunda del
chavismo, desgajado entre demócratas y totalitarios. Una
nueva clasificación del terreno ocupado por el adversario
que podría apuntar a nuevas coaliciones y alianzas en el
panorama político nacional.