El gobierno venezolano ha
anunciado la compra de decenas de helicópteros de combate rusos,
presuntamente para ser utilizados en las zonas fronterizas del
país. También corren rumores que revelan supuestas negociaciones
para la adquisición de varios escuadrones de aviones de guerra
MIG-29, tal vez los más avanzados en el arsenal ruso, así como de
armas ligeras y artillería de origen ucraniano.
Estas transacciones tienen enorme importancia, y un significado
que desborda decisivamente los aspectos comerciales y los
inevitables comentarios acerca de posibles comisiones y
corruptelas, siempre asociadas a este tipo de negocios. En
realidad, la compra de estos armamentos indica la firme decisión
del régimen chavista, y en particular de su principal conductor,
de sacar a la FAN definitivamente de la órbita tradicional de la
seguridad hemisférica bajo hegemonía norteamericana, y de
vincularla -gradualmente, pero con perseverancia - a un marco
geopolítico distinto, enfrentado a Estados Unidos.
Cabe aclarar dos asuntos: En primer término, se trata de un
proyecto a largo plazo, no es cuestión de un día para otro, y
forma parte del propósito revolucionario de perdurar en el poder
por mucho tiempo, en función de un reacomodo geopolítico a escala
planetaria. En segundo lugar, dicho proyecto no contempla rupturas
inmediatas con Estados Unidos en temas tales como el petrolero, en
torno al cual el régimen se apresta a proseguir y fortalecer su
actual "matrimonio de conveniencia" con Washington.
Hugo Chávez ha sido sistemáticamente subestimado por aliados y
adversarios por igual. Pero sus apuestas no son cosa de juego. Con
los movimientos orientados a transformar paulatinamente la médula
espinal operativa de la FAN Chávez logra tres metas: Por una
parte, como ya dije, desmarca al estamento militar venezolano de
la influencia norteamericana. En segundo lugar, y ya que se trata
de armas rusas,
Chávez necesariamente acercará aún más a los cubanos a Venezuela.
No creo que nuestros oficiales aprendan pronto el ruso para leer
los manuales y entrenarse con sus nuevas armas: esa tarea la
realizarán los cubanos, quienes paso a paso penetrarán todavía más
hondamente la estructura militar venezolana. Por último, estas
movidas servirán para intensificar el proceso de adoctrinamiento
ideológico marxistoide que ya ha empezado a manifestarse en las
instituciones educativas de la FAN, con la indispensable asesoría
cubana.
Lo más lamentable de todo esto tiene que ver con la disolución de
las hipótesis de guerra del país, y la novedosa identificación de
amigos y enemigos que está en curso de realizar el gobierno
chavista. Ya las FARC dejaron de ser enemigas de Venezuela, y son
consideradas por el Jefe del Estado como un segmento más del
llamado Ejército Bolivariano de
Liberación, a nivel continental, que vislumbra en sus sueños más
febriles. Los enemigos son las "oligarquías" latinoamericanas, en
especial la colombiana, en guerra a muerte contra las FARC. Fidel
Castro es ahora un estrecho aliado de Venezuela, y Estados Unidos
un enemigo fundamental al que se aspira rechazar radicalmente
cuando el momento y las circunstancias lo permitan. Entretanto, el
régimen se sirve de la miopía yanqui y de su insaciable apetito
petrolero, mientras construye los cimientos de un enfrentamiento a
largo plazo en unión a múltiples factores en otras latitudes.
El hecho de que el armamento ruso sea de tercera categoría es de
poca importancia. Por ahora, la verdadera batalla es por el
control de los corazones y las mentes de un estamento militar que
es concebido, más bien, como soporte de la perdurabilidad del
régimen y de su caudillo en el poder. Sólo posteriormente, cuando
ya sea tarde, Washington y los timoratos demócratas del resto de
América Latina entenderán la verdadera magnitud de las ambiciones
de la revolución Bolivariana, que en medio de sus delirantes y
rocambolescas idas y venidas se ha afianzado en el poder en una
nación repleta de petróleo y gas natural, los bienes más
preciados del capitalismo mundial.
La extraordinaria importancia del acercamiento militar hacia Rusia
y Cuba es, desde luego, materia de escaso interés para la
dirigencia opositora en Venezuela, dedicada a un postrero intento
de salvación propia en unas elecciones regionales que
probablemente la barrerán de la faz de la tierra, destino que por
lo demás tiene bien merecido. El hecho de que algunos
articulistas, en razón no se sabe de qué, salgan por allí a
defender a esa dirigencia terca, frívola, sectaria y fracasada ya
es a
estas alturas algo banal e inútil. Después de la debacle que se
avecina comenzará el esfuerzo de reconstruir a la oposición. No
será fácil, y tomará tiempo.