El
día de hoy, en la sede del Decanato de la Facultad de
Estudios Jurídicos y Políticos de la UCV, será presentado
un estudio recientemente publicado por Juan Carlos Rey,
titulado “Personalismo o liderazgo democrático. El caso de
Rómulo Betancourt”. La ocasión es propicia para hacer un
reconocimiento a la trayectoria intelectual de Rey, quien
es a mi modo de ver uno de los más lúcidos y acertados
analistas de la política en su plano teórico y en lo
referente a su desarrollo en nuestro medio.
Juan Carlos Rey llevó a cabo por años su labor académica
en el Instituto de Estudios Políticos de la UCV, cuyo
Director-fundador fue el Dr. Manuel García Pelayo, persona
cuya contribución al avance de la investigación de la
política en Venezuela y el mundo de habla hispana merece
también el mayor reconocimiento. La creación de la Escuela
de Estudios Políticos de la UCV, la primera del país, cuya
promoción inicial de egresados se apresta a celebrar tres
décadas de su graduación, fue otro gran paso adelante que
mucho debe a García Pelayo y Rey, entre otros destacados
miembros de esa Facultad.
Son numerosos los alumnos a quienes Rey impartió clases y
que guardan hacia su persona aprecio y respeto. Los frutos
de su empeño pedagógico son múltiples y positivos. En
cuanto a sus escritos, Rey ha cultivado las indagaciones
monográficas sobre temas focalizados, organizados a su vez
en torno a ciertas líneas prioritarias de trabajo. Esa
manera de canalizar sus intereses y de articular sus
conocimientos se ha materializado en tres volúmenes de
ensayos, compilados por el autor bajo los títulos de
“Estudios de teoría política”, “Problemas socio-políticos
de América Latina” y “El futuro de la democracia en
Venezuela”.
Una nota breve como ésta no es capaz de hacer justicia a
la cobertura y densidad teóricas plasmadas en los libros
de Rey. Quiero no obstante aseverar que les incluyo entre
los textos más provechosos que haya leído en el campo del
análisis científico de la política en Venezuela. Creo que
se trata de escritos que perdurarán en el tiempo por su
agudeza y perspicacia y seguirán nutriendo el aprendizaje
de venideras generaciones de estudiantes.
La nueva obra de Rey ratifica la claridad conceptual del
autor, su compromiso con la libertad del ser humano y los
valores genuinamente democráticos. El texto es una
reflexión sobre la relevancia de los partidos políticos
para la democracia representativa, discute lo que
significa un partido responsable frente a la demagogia,
evalúa la carrera de Betancourt como ejemplo de liderazgo
democrático ante el personalismo y escudriña el proceso de
descomposición de la IV República, período que –como con
insistencia sostiene Carlos Leáñez Sievert-- deberíamos
denominar el de la República Civil.
Si bien Rey analiza con tino los procesos políticos que
condujeron al deterioro de esa República Civil y sus
instituciones, resta todavía espacio para el debate acerca
de los condicionamientos que el modelo petrolero-rentista
generó a ese experimento político. No cabe olvidar que fue
el torbellino petrolero el que a partir de 1973 sumió a la
democracia en franca decadencia. La República Civil pudo
salvarse, pero para ello debió acometer el desafío de
trascender el modelo económico rentista y populista, que
envenenó sus tejidos y corrompió a los partidos y a no
pocos de sus dirigentes, pues un Estado tan poderoso
pervierte lo que encuentra a su paso. Lo que Rey ha
llamado el sistema populista de conciliación, entonces
imperante, tuvo de positivo la convivencia entre factores
políticos, pero de negativo el populismo. Hoy el mal
populista se reproduce hasta el paroxismo.