Las elecciones primarias en
Estados Unidos seleccionarán los candidatos demócrata y
republicano a la contienda de noviembre. He seguido el
proceso en los estados de California y Nueva York. Esta
aleccionadora experiencia me ha ratificado la vitalidad de
la democracia norteamericana. Sería necesario volver a las
páginas de “la democracia en América” de Tocqueville para
rememorar las raíces profundas de una sociedad que
persevera en su voluntad de innovar, de renovarse
constantemente y a la vez permanecer leal a sus más
valiosas tradiciones. Estando acá resulta fácil percatarse
que los temores de algunos, según los cuales las
libertades estadounidenses se hallan en peligro, son poco
mas que disparos en la batalla política. Como toda
sociedad compleja y multiétnica a Estados Unidos no le
faltan problemas; sin embargo los mismos palidecen en
comparación con los de la mayoría en el resto del mundo.
Estados Unidos es una sociedad de abundancia material, de
convicción democrática, apegada a la libertad individual y
a la economía de mercado.
Cada cierto tiempo aparece un pitoniso anunciando su
inevitable decadencia. En los pasados años sesenta algunos
tuvieron el atrevimiento de imaginar a la Unión Soviética
derrotando a Estados Unidos en la competencia económica.
Luego vinieron los que anunciaban el surgimiento del
“superimperio japonés”. Más adelante aparecieron los
ilusos que creyeron que una cansada Europa podría asumir
el papel que Estados Unidos cumple a nivel global. Hoy nos
topamos con los que pregonan que será China el nuevo
superpoder, juntando al respecto la ignorancia sobre ese
país con la exageración sobre su vigor. A mi modo de ver
Estados Unidos seguirá siendo por mucho tiempo el único
superpoder, otras cosas por la persistencia de su
comportamiento democrático.
El contexto político
Las primarias demócrata y republicana y las elecciones de
noviembre se desarrollan en un contexto en el que
predominan dos temas: el primero es la guerra de Irak. El
segundo es la situación económica, que luego de cinco años
de avance y prosperidad experimenta crecientes
dificultades. Hasta hace pocos meses hubiese sido
razonable pensar que el tópico de Irak ocuparía el interés
prioritario del electorado. No obstante los progresos
alcanzados por la estrategia de “oleada” del general David
Petraeus han dado al presidente Bush un respiro y han
cambiado un poco, por los momentos, las perspectivas del
partido republicano. Por otra parte la cuestión económica
llena el interés de los electores. La evolución de estos
temas hasta noviembre, ejercerá impacto decisivo sobre el
resultado final de la contienda. Si la “oleada” sigue
progresando y la recesión es pasajera el candidato
republicano tendrá un chance; de lo contrario el momento
político continuará favoreciendo a los demócratas y el
viento que sopla a su favor se acentuará. Otros temas como
el de inmigración tendrán un rol que jugar pero no tan
relevante como los mencionados.
Los candidatos
La aptitud para innovar de la sociedad norteamericana se
patentiza en las figuras de Hillary Clinton y Barack Obama.
Si bien cuestiono sus ideas políticas admito que se trata
de personas brillantes que en diversos sentidos enaltecen
a la nación que aspiran gobernar. Clinton es una mujer de
gran inteligencia y méritos propios; sus fortalezas son
obvias, pero presenta serias debilidades. Sus posiciones
ideológicas sobre diversos asuntos tienden a ubicarse
demasiado a la izquierda para la sensibilidad de muchos
norteamericanos. Ella ha procurado de manera sistemática
ubicarse en el centro político pero todavía no alcanza
conquistarlo. Su apoyo básico se concentra en el partido
demócrata, su militancia y simpatizantes, pero para ganar
necesitará votos independientes.
Barack Obama es un ser humano con singulares dotes y
carisma y un orador excepcional. Considero que el hecho de
ser afroamericano no le genera tantas resistencias como
ciertos comentaristas sostienen, en especial entre los
blancos, pero no ocurre así entre los latinos que aún no
parecen dispuestos a votar por un hombre de sus
características. Tal vez Obama logre su objetivo, pero
creo que a su discurso le sobra inspiración y le falta
concreción. Pienso igualmente que si pierde frente a
Clinton no aceptará acompañarla como vicepresidente. Es
todavía muy joven y puede preservarse para el futuro.
Sobre John McCain mucho puede decirse. Un hombre que
sobrevivió cinco años como prisionero de guerra en manos
de los comunistas norvietnamitas tiene algo especial en su
espíritu. McCain es un republicano moderado poseedor de
una enorme virtud política: el coraje de decir lo que
piensa. Con el retiro de Mitt Romney el triunfo de McCain
está mas cerca. En tal sentido hay que reconocer que su
partido va a escoger al mejor hombre en las prevalecientes
circunstancias. Sólo McCain está en capacidad de contener
y quizás derrotar la marcha demócrata hacia la
presidencia. Si el curso de los eventos en Irak y en el
plano económico le ayudan un poco McCain obligará al
candidato demócrata, sea quien sea, a la necesidad de dar
respuestas a interrogantes fundamentales. A Clinton, quien
afirma que comenzará a retirar las tropas de Irak a los
seis meses de su hipotética victoria, y en el de Obama,
quien asevera que no esperará un día para iniciar la
retirada, McCain les acusará de rendirse ignominiosamente
y condenar los intereses de los Estados Unidos en el Medio
Oriente a una catástrofe. En materia económica McCain se
ha comprometido a no elevar los impuestos y controlar el
gasto; ha asumido además una postura moderada en el
espinoso terreno de las políticas de inmigración. Gracias
a ello tiene la posibilidad de captar el voto
independiente y el de demócratas inquietos por la polémica
figura de Clinton y el discurso etéreo de Obama.
Conclusión
La elección presidencial de 2008 en Estados Unidos se
perfila como una de las más interesantes y significativas
de las últimas décadas. Lo mejor de ella será el debate de
ideas entre los dos bandos en que se divide políticamente
este país, dos bandos que sin embargo se apegan a la
democracia y la libertad con admirable fervor.