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Los estudiantes de 1957 legaron su heroísmo a los de 2007
por Angel Rivero
lunes, 26 noviembre 2007


Dormitar con la boca abierta es una costumbre que les permite cabecear y roncar tranquilos en la silla presidencial, a los dictadores con muchos años en el poder, sin miedo a que su estado mayor lo traicione y al odio de sus subyugados porque confían en la intimidación, como su arma más efectiva para infundir temor en quienes piensen rebelarse.

La sorna de Chávez -los hijitos de papá,  los niños ricos- para ridiculizar a los estudiantes que protestaron en el CNE, su afán de reelegirse en el poder en el referendo del 2 de diciembre, trae a la memoria del país la huelga de los estudiantes de la UCV en 1957. Unos chamitos, quienes como los estudiantes de ahora, también fueron blanco de la burla y la subestimación, de dictador Pérez Jiménez, cuando lo desafiaron -sin armas y sin capuchas; el 21 de noviembre de ese año, soplando el viento de la protesta- para llamar la atención del país ante intención del sátrapa de perpetuarse en el poder porque consideraba, que cinco años de gobierno era muy poco tiempo para completar su programa: El Nuevo Ideal Nacional. Estimación que lo indujo a reformar, su constitución hecha a su medida y ordenar a su consejo electoral, la convocatoria de un plebiscito reeleccionista para el 15 de diciembre.

Para sorpresa de los militares y el miedo del dictador, el viento que soplaron los estudiantes en noviembre revolvió la conciencia de los venezolanos y arreció el 1º de enero de 1958, hasta convertirse en el huracán que produjo el lodo del deslave popular  que rompió los eslabones de la intimidación y echó del poder al rechoncho dictador 23 días después.

Espejo en que debería mirarse bolivita, el presidente adormecido con el mito de la fidelidad estudiantil oficialista, cuyos dirigentes  los nombró el mismo a dedo, Líderes y tropa universitaria, que expresó públicamente, en el CNE, su vergonzosa adhesión a la reelección indefinida del futuro dictador, porque al nuevo Manganzón, no le basta 10 años en el poder, para completar la destrucción del país.

Unos días antes, de la doblez de los universitarios oficialistas, en ese mismo escenario los hijitos de papá: Jon Goicoechea, Freddy Guevara, Stalin González, Ricardo Sánchez, dirigentes de la UCV, UCAB, USB, y más, de 50 mil universitarios de todo el país que los seguían recogieron las banderas, de los estudiantes de la Universidad de Caracas; que ofrendaron su vida por la libertad en la batalla de la Victoria en 1814. La bandera, de La Generación del 28, la de los estudiantes presos en Palenque y la de la huelga ucevista, del 21 de noviembre de 1957 contra Pérez Jiménez, para escribir otro capítulo, de la dignidad y el coraje histórico, de los estudiantes venezolanos.

Se animarán a escribir algo similar -sin temor a avergonzarse- los antiguos dirigentes revolucionarios de la UCV: Jorgito Rodríguez, Juan Barreto, Desirée Santos, la pluma de Earle Herrera, y los encapuchados de Elías Jaua en lo 80-90, elogiados por bolivita como héroes del valor cumplido que nunca recibieron, ni siquiera una nalgada de un PM bonchón, para exhibirla como pedigrí revolucionario.

Invitación a plasmar  su coraje en la historia, extensiva a los camaraditas de nuevo cuño, Robert Serra, Libertad Velásquez y a otros cuadros del chavismo estudiantil en la UCV, UCAB y la UNEFA, protegidos por bolivita. Afuera el viento de noviembre sopla cada vez más fuerte.


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