Inicio | Editor | Contáctenos 
 

Gómez también pagaba para que le escribieran
por Angel Rivero
martes, 24 julio 2007


Mientras que el coronel de la famosa novela de Gabo no tenía quién le escribiera por ser muy limpio, en cambio a Gómez le sobraban plumarios - locales y foráneos- que se peleaban por contar sus glorias sin nombrar el oscurantismo medieval en el que el dictador sometió por 27 años al país. 

Una de esas letras sin probidad, de las que hablaba el Libertador fue el poeta peruano José Santos Chocano, quien encontró en la épica independentista, un filón para alagar a los dictadores que se creen herederos de estas glorias, con miras a aumentar su peculio tal como lo hacen hoy, en labores cortesanas de espaldas a la realidad, García Márquez y José Saramago, en su condición de Premios Nóbel. 

Refiere Francisco Salazar Martínez, en su: Historia de Bolsillo: Tiempo de Compadres, que en 1923 Chocano visitó Caracas, y en carta al dictador para invitarlo a su recital, se confiesa su amigo mucho antes de conocerlo y de pensar venir a Venezuela.  

Como se entera que el presidente es hombre de generosa mano con sus visitantes ilustres, concibe la idea de escribir una larga Epopeya del Libertador, necesita que el gobierno de Venezuela le pase una asignación mensual no menor de 500 dólares mensuales, que me permitiera tener una tranquilidad, tan indispensable para una labor de verdadero arte. 

Sin embargo, Gómez olfateó el ambicioso guiso que le expuso su acólito Enrique Urdaneta Maya y después de recibir cartas y recados ordena que le den 20 mil bolívares, tal vez, para quitárselo de encima y al bardo no le quedó otro recurso que irse con su musa y su lira a otra parte. 

No obstante, el hombre resultó más mercachifle que poeta, y escribe a Gómez desde Costa Rica: Por  decir de usted la  verdad que me consta y sólo eso, las iras de todos sus enemigos de la emigración se han desatado contra mí. Estaban los individuos acostumbrados que cuanto intelectual saliera de Venezuela les sirviera en un plan de desprestigio y se sienten coléricos con quien no se ha prestado a decir falsedades. 

A nivel de soplón, el bardo escribe a Gómez, que quedó limpio porque lo dio en Caracas por su recital, lo gastó en publicaciones para defenderlo de sus enemigos y necesita “una fuerza”, de amigo a amigo. Peine que no se sabemos si Gómez llegó a morder.


© Copyright 2007 - WebArticulista.net - Todos los Derechos Reservados.