Mientras
que el coronel de la famosa novela de Gabo no tenía quién le
escribiera por ser muy limpio, en cambio a Gómez le sobraban
plumarios - locales y foráneos- que se peleaban por contar
sus glorias sin nombrar el oscurantismo medieval en el que
el dictador sometió por 27 años al país.
Una de esas letras sin probidad,
de las que hablaba el Libertador fue el poeta peruano José
Santos Chocano, quien encontró en la épica independentista,
un filón para alagar a los dictadores que se creen herederos
de estas glorias, con miras a aumentar su peculio tal como
lo hacen hoy, en labores cortesanas de espaldas a la
realidad, García Márquez y José Saramago, en su condición de
Premios Nóbel.
Refiere Francisco Salazar
Martínez, en su:
Historia de Bolsillo: Tiempo de
Compadres, que
en 1923 Chocano visitó Caracas, y en carta al dictador para
invitarlo a su recital, se confiesa su amigo mucho antes de
conocerlo y de pensar venir a Venezuela.
Como se entera que el
presidente es hombre de generosa mano con sus visitantes
ilustres, concibe la idea de escribir una larga Epopeya del
Libertador, necesita que el gobierno de Venezuela le pase
una asignación mensual no menor de 500 dólares mensuales,
que me permitiera tener una tranquilidad, tan indispensable
para una labor de verdadero arte.
Sin embargo, Gómez olfateó el
ambicioso guiso que le expuso su acólito Enrique
Urdaneta Maya y después de
recibir cartas y recados ordena que le den 20 mil bolívares,
tal vez, para quitárselo de encima y al bardo no le quedó
otro recurso que irse con su musa y su lira a otra parte.
No obstante, el hombre resultó
más mercachifle que poeta, y escribe a Gómez desde Costa
Rica: Por decir de
usted la verdad que me consta y sólo eso, las iras de todos
sus enemigos de la emigración se han desatado contra mí.
Estaban los individuos acostumbrados que cuanto intelectual
saliera de Venezuela les sirviera en un plan de desprestigio
y se sienten coléricos con quien no se ha prestado a decir
falsedades.
A nivel de soplón, el bardo
escribe a Gómez, que quedó limpio porque lo dio en Caracas
por su recital, lo gastó en publicaciones para defenderlo de
sus enemigos y necesita “una fuerza”, de amigo a amigo.
Peine que no se sabemos si Gómez llegó a morder.