Muere
la libertad
por Aníbal Romero
miércoles, 16 mayo 2007
En
Venezuela muere la libertad. Cinco factores impulsan el
proceso: La concentración de poder económico en manos del
gobierno; el dominio de los medios de comunicación por el
Estado; la intervención foránea en nuestros asuntos, que
marcha junto a la claudicación de la FAN; el avance de la
pasión igualitaria del pueblo y la subordinación de la
libertad como principio de una existencia digna. Por
último, la ideología de izquierda socialista de la mayoría
de los intelectuales venezolanos, que vulnera y debilita
las posibilidades de resistir las arremetidas del régimen.
La concentración de poder en manos del gobierno tiene una
traducción política, pero sus bases son económicas. El
panorama venezolano reivindica los argumentos de grandes
pensadores liberales, desde Locke hasta Mill y Hayek: los
asaltos a la propiedad privada y la colectivización de la
producción y distribución de bienes asfixian la libertad.
Las nacionalizaciones son un medio. El objetivo medular es
el control del consumo y la sumisión de todos.
El fin de RCTV será un paso clave en el camino de ocupar a
plenitud el espacio mediático. El abuso incesante de la
propaganda oficial revela un propósito de adoctrinamiento
popular, dirigido a uniformar el pensamiento de las nuevas
generaciones. A ello se suma la intervención cubana en
nuestros asuntos, la influencia decisiva del factor
castrista en la conducta del Jefe del Estado, y el intento
de duplicar en nuestro país la experiencia autocrática de
la isla caribeña, así sea por etapas y camuflado bajo la
abundancia petrolera. La FAN, en especial, está siendo
objeto de humillaciones de las que le costará redimirse
algún día.
Guiando este rumbo, cuyo trágico final puede vislumbrarse,
se encuentra la pasión política primordial que hoy alienta
a millones de venezolanos: la pasión igualitaria, que deja
a un lado la pasión de libertad. También durante las
guerras de Independencia y Federal el igualitarismo fue
motor de la lucha. Así ocurrió de nuevo bajo el llamado
trienio adeco, y solamente el 23 de enero de 1958 se alza
en nuestra historia como una hazaña cumplida por la pasión
de libertad. Frente a este inmenso desafío, la
intelectualidad venezolana carece de adecuados
instrumentos de lucha, pues casi todos son hombres y
mujeres de izquierda y socialistas, así le añadan al
socialismo que enarbolan el adjetivo democrático. Le
encuentran tantas bondades al socialismo que difícilmente
pueden combatirlo. De allí que el régimen tenga la mesa
ideológica servida.