“Fantoches” era el título de un
importantísimo y popular semanario humorístico venezolano
dirigido por el gran poeta, cuentista, periodista y
caricaturista Leoncio Martínez (1899-1941), más conocido por
el pseudónimo Leo, un símbolo histórico de la libertad de
prensa en Venezuela. Circuló varios años, en tiempos de la
dictadura de Juan Vicente Gómez y del gobierno de Eleazar
López Contreras. Era un periódico de oposición, por cuyo
ejercicio, sobre todo en la época de Gómez, sufrió una
fuerte censura y lo llevó varias veces a la cárcel. Preso en
La Rotunda, Leo escribió su célebre y muy hermosa “Balada
del preso insomne”, en la que comienza diciendo: “Estoy
pensando en exiliarme, en marcharme lejos de aquí, / a
tierra extraña donde goce / las libertades de vivir…”.
La palabra “fantoche” es polisémica. El DRAE registra de
ella las siguientes acepciones: “1. m. Persona
grotesca y desdeñable. 2. m. Sujeto neciamente
presumido. 3. m. Persona vestida o maquillada de
forma estrafalaria. 4. m. Muñeco grotesco
frecuentemente movido por medio de hilos”.
Se trata, como puede verse, de cuatro acepciones con cierta
relación semántica entre ellas, y casi todas aplicables a
personas. Por lo general se usa con valor peyorativo, para
referirnos a personas que no merecen nuestro respeto y
estimación: “Ese tipo no vale nada. No es sino un fantoche
que se cree una gran cosota”. “Quién será ese tipo, de
vestido tan extravagante que parece un fantoche”. “Fulano es
un tipo sin personalidad, es un fantoche que se deja manejar
como un títere”.
El Diccionario de sinónimos y antónimos del español
actual señala como sinónimos de “fantoche”, en su
acepción de quien muestra un aspecto grotesco los
siguientes: adefesio, espantajo, hazmerreír, mamarracho,
estantigua, títere; y en la acepción de “sujeto sumamente
presumido”: presuntuoso, fantasma y fanfarrón. Por su
parte, Sainz de Robles en su Diccionario español de
sinónimos y antónimos le atribuye los siguientes:
títere, polichinela, bufón, espantajo, marioneta y muñeco.
“Fantoche” nos viene del equivalente vocablo francés
“fantoche”, y este, a su vez, entra al Francés como derivado
del italiano “fantoccio”, con idénticos significados.