Mucha
gente considera sinónimos las sustantivos “ética” y “moral”.
En principio tienen razón, porque ambos vocablos, que son
polisémicos, poseen algunas acepciones en las que,
efectivamente, son semánticamente equivalentes. La palabra
“ética” se define de la siguiente manera: “1. adj.
Perteneciente o relativo a la ética. 2. adj. Recto, conforme
a la moral. 3. m. desus. Persona que estudia o enseña moral.
4. f. Parte de la filosofía que trata de la moral y de las
obligaciones del hombre. 5. f. Conjunto de normas morales
que rigen la conducta humana. Ética profesional” (DRAE).
Obsérvese que las acepciones 1 y 2 definen “ética” como
adjetivo, mientras que las restantes lo dan como sustantivo.
De “moral”, por su parte, dice el DRAE: “1. adj.
Perteneciente o relativo a las acciones o caracteres de las
personas, desde el punto de vista de la bondad o malicia.
(…). 4. f. Ciencia que trata del bien en general, y
de las acciones humanas en orden a su bondad o malicia. 5.
f. Conjunto de facultades del espíritu, por contraposición a
físico (…)”. (Tiene otras acepciones que no vienen al
caso). También en esta definición la primera acepción
corresponde a un adjetivo, y las otras a sendos sustantivos.
No obstante la sinonimia entre “ética” y “moral”, patente en
algunas de las acepciones de ambos vocablos, en la práctica
se tiende a distinguir entre “ética” entendida como “Parte
de la filosofía que trata de la moral y de las obligaciones
del hombre”, y “moral” definida como “Perteneciente o
relativo a las acciones o caracteres de las personas, desde
el punto de vista de la bondad o malicia”. Es decir, la
“ética” entra en el campo de la filosofía, de hecho es la
rama de esta disciplina que estudia teóricamente los
principios del comportamiento humano, mientras que la
“moral” pertenece al dominio de la psicología, que es la
ciencia que se ocupa de estudiar las formas del
comportamiento humano, pero no desde el punto de vista
teórico, sino en función de los hechos concretos claramente
perceptibles.
Esta distinción es sumamente útil e importante, por lo que
vale la pena fomentarla y procurar su arraigamiento.
“Ética” es de origen griego, de “ethika”. “Moral” proviene
del latino “moralis”.