La
celebración en China de los Juegos Olímpicos ha despertado
el interés por saber cómo se debe pronunciar y escribir en
Castellano el nombre de la capital de aquel gigantesco país
asiático. Tradicionalmente se ha dicho Pekín, y por
lo menos hasta la gente de mi generación no se conoció otra
manera. Pero en los últimos años ha aparecido otra forma:
Beijing, y en estos días especialmente, por razones
obvias, se ha planteado el dilema de su pronunciación:
¿Beijín, o Beiyín?.
La verdad es que no hay razón alguna que justifique el
cambio de Pekín por ninguna otra forma, a menos que
sea por Pequín, que es otra manera válida, aunque
minoritaria, de escribir la palabra, sin que fonéticamente
haya diferencia entre las dos formas.
La Real Academia, en su Ortografía de la lengua española,
publicada en 1999 (Apéndice 2, p. 122), señala
inequívocamente que el nombre de la capital de China es
Pekín. Afirmación que más tarde ratifica y justifica
razonadamente en el Diccionario panhispánico de dudas
en los términos siguientes: “El nombre tradicional en
español para designar la capital de China es Pekín
(también, raro hoy, Pequín). El nombre Beijing
es resultado de la transcripción de los caracteres chinos al
alfabeto latino según el sistema ‘pinyín’, desarrollado en
China a partir de 1958 con el fin de unificar los diversos
sistemas de transcripción del chino aplicados por distintos
países. Este sistema se puso en práctica oficialmente en
1979 y es hoy mayoritariamente utilizado en las agencias de
prensa. No obstante se recomienda usar en nuestro idioma el
nombre tradicional español, cuyo gentilicio es pekinés
(o pequinés, si se utiliza la grafía minoritaria
Pequín)”.
Este criterio oficial de la Real Academia Española es
compartido por los manuales de estilo de periódicos como
El país, de Madrid, y por el Manual del español
urgente de la Agencia de noticias EFE, de España.
También por el Diccionario de gentilicios y topónimos
de Daniel Santano y León (Paraninfo S. A. Madrid; 1981).
No hay, pues, razón para la duda
acerca de la validez del nombre Pekín para la capital
china, y de la conveniencia de conservarlo. Y por lo mismo
resulta superfluo y ocioso discutir sobre si se debe
pronunciar Beijín o Beiyín.