Con
frecuencia algunos lectores consultan sobre el sustantivo “permisología”,
casi siempre buscando apoyo a su rechazo del vocablo, por
considerarlo errado. Dicen, o bien que “permisología”, según
su origen etimológico, significa “tratado de los permisos”,
lo cual suena algo absurdo, y no “conjunto de permisos”,
como suele emplearse. O bien que tal palabra “no existe”,
puesto que no aparece en el diccionario. A esto último
cabría responder que, si no existe ¿cómo es que la
pronuncian y hasta la escriben?, y en última instancia, si
no existe ¿para qué preocuparse por ella?.
Es verdad que “permisología” es palabra compuesta, formada
por el sustantivo “permiso” y el sufijo “-logía”, que en
Griego y en Latín significa “tratado, estudio, ciencia” (DRAE).
Así tenemos “fisiología”, “politología”, “espeleología”,
“filología”, etc. De modo que, efectivamente, desde el punto
de vista etimológico “permisología” vendría a ser el
“tratado o la ciencia de los permisos”, lo cual,
efectivamente, suena por lo menos raro, si es que no
absurdo.
Sin embargo, nuestro idioma es muy dinámico, y en él se
producen constantemente cambios y alteraciones que, cuando
son legítimos terminan por arraigarse y generalizarse. Eso
ha permitido que el uso haya impuesto ciertas palabras que
presentan el mismo caso de “permisología”. Por ejemplo,
“mitología” significa, ciertamente, el estudio o tratado de
los mitos, pero también un conjunto de mitos, como cuando
decimos “la mitología venezolana”, que se refiere al
conjunto de mitos propios de Venezuela. O cuando decimos
“sintomatología” nos referimos a un conjunto de síntomas:
“la sintomatología de la diabetes” es el conjunto de
síntomas de esa enfermedad. Asimismo “climatología” es el
estudio o tratado acerca del clima, pero también es el
conjunto de características climáticas de un lugar. O
“terminología”, que es el conjunto de términos de una
ciencia o disciplina.
Todas estas palabras, y muchas más, aparecen en el DRAE así
definidas. ¿Por qué, entonces, no se puede decir “permisología”?.
Claro que también puede usarse “permisería”, propuesta por
el Dr. Rafael Caldera, no en tanto que político, sino en su
condición de académico de la lengua.