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El escenario político
por Alexis Márquez Rodríguez
sábado, 23 agosto 2008


Para mi amigo Luis Orlando Torres

 

Observando el actual panorama político de nuestro país se perciben ciertos hechos que suscitan algunos comentarios.

Asombra, en primer lugar, que a estas alturas haya todavía quienes se muestran escépticos ante la eficacia del voto como arma política que, si bien no es de por sí garante de un triunfo de la oposición, sí ofrece motivos para el optimismo. Asombra, digo, porque tal actitud pareciera que quienes la sostienen olvidan lo que ocurrió el 2 de diciembre pasado, cuando el chavismo sufrió una importante derrota, en circunstancias mucho menos favorables para la oposición que ahora. O al menos en  condiciones en que el chavismo no presenta mayor fortaleza de la que entonces parecía tener, sin que haya un solo motivo para pensar que su situación hubiese mejorado desde entonces, sino todo lo contrario, pues el cúmulo de errores y disparates del Gobierno, siempre en aumento, ha sido más que evidente, a lo cual se agrega la grave atmósfera de pugnas y disensiones internas en las fuerzas chavistas o prochavistas.

En segundo lugar, parece predominar entre algunos sectores oposicionistas un clima de malestar y de pesimismo por la presunta falta de unidad para enfrentar con candidatos únicos a los del chavismo. Y digo presunta, porque aunque hasta hoy no se ha logrado una unidad total, sí se ha avanzado mucho en ese sentido, y se continúa trabajando para lograr entendimientos allí donde hasta ahora no se han logrado. La situación es bastante parecida a la que teníamos hace un año,  sin olvidar que aquella vez la unidad era más fácil, o menos difícil, porque se trataba sólo de construir una plataforma unitaria mayoritaria  frente al abstencionismo, mientras que ahora se trata de lograr la unidad en centenares de candidaturas a gobernadores y alcaldes principalmente. Lo cual es más difícil, y sin embargo existe en muchos la convicción de que antes de noviembre se habrá logrado, si no un cien por ciento de candidatos únicos, al menos un porcentaje bastante cercano a esa cifra.

Otro hecho que preocupa e indigna a mucha gente es la forma descarada y cínica como se presenta el ventajismo oficialista en la campaña electoral. Es razonable que así sea. Pero eso no es nada nuevo, aunque quizás esta vez haya ganado en descaro y sinvergüenzura. También fue grande y desfachatado el ventajismo exhibido por los chavistas el año pasado, en la campaña por el “SÍ” en el referendo, y sin embargo se impuso el “NO”. ¿No sirve eso de ejemplo? Y es que si en política algo es evidente es la repulsa que paradójicamente termina produciendo el ventajismo oficial, sobre todo cuando llega a los extremos escandalosos que hoy estamos viendo en nuestro país.

Desde luego que ganar elecciones a un gobierno como el actual, forajido e inescrupuloso en el manejo de los recursos del Estado a su favor, no es nada fácil. Pero tampoco es imposible, siempre y cuando se tenga conciencia de que para ganar hay que adoptar un comportamiento que va mucho más allá del simple deseo de derrotar al contrario.


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