Perverso por
Alexis
Márquez
Rodríguez
domingo,
22 julio
2007
El
adjetivo “perverso”
es uno de los vocablos más fuertes de que
disponemos en nuestro idioma para denigrar de una persona.
Su carga ofensiva, injuriosa y difamatoria es enorme, y por
eso no debe hacerse uso de ella alegre e
indiscriminadamente. Cuando tildamos a alguien de
“perverso”, la calificación debe estar muy bien
fundamentada. De lo contrario, atribuir tal condición a
quien en realidad no la tenga puede ser contraproducente, y
convertirse así en una perversidad de quien de tal modo
actúa.
El DRAE define el adjetivo “perverso” como ”Sumamente
malo, que causa daño intencionadamente. || 2. Que corrompe
las costumbres o el orden y estado habitual de las cosas”.
Esta definición no refleja fielmente la fuerza semántica con
que el vocablo “perverso” suele aplicarse, para calificar a
las personas que actúan de una manera realmente vil,
causando a otros un daño de gran intensidad. No se trata de
atribuirle a alguien una maldad pura y simple; tiene que
ser una maldad de grueso calibre. Otros diccionarios son en
este sentido más precisos. El Diccionario de uso del
español de América y España VOX, por ejemplo, dice:
“perverso, -sa: (persona) que obra con mucha maldad y lo
hace conscientemente o disfrutando de ello: esta rubia
venezolana es la perversa protagonista de la nueva
telenovela. 2. Que implica o denota perversidad:
perversas costumbres; la venganza es una acción perversa;
tanto Buñuel como Saura establecen una relación perversa
entre la frustración sexual y el deseo”.
Aunque los diccionarios no lo advierten, frecuentemente se
aplica también el calificativo “perverso”, no sólo a las
personas, sino también a determinadas cosas: “Esta es una
ley perversa”; “Esa empresa es una entidad perversa”; “El
tribunal actuó de una manera perversa”.
El adjetivo “perverso” forma parte de una amplia familia de
palabras, entre las cuales figuran los sustantivos
“perversidad” y “perversión”; los adjetivos “pervertido” y
“pervertidor”; el verbo “pervertir”. Todas ellas derivan
directa o indirectamente del verbo “verter”. “Perverso”,
concretamente, conocida ya desde el siglo XV, deriva del
adjetivo latino “perversus”, que tiene el mismo significado.