Uribe
confirmó que iría a la reunión de UNASUR en Bariloche,
Argentina, a tratar el tema del emplazamiento de personal
gringo en bases colombianas, pero en sus términos. El
intento de Chávez y sus “albanos”-por la ALBA- de pegar
contra la pared a Uribe fue un fracaso frente a la
diplomacia directa del colombiano.
Uribe
irá preparado para esta reunión. Allí pondrá sobre la mesa
otros temas como el tráfico ilegal de armas, los convenios
de ayuda militar de otras naciones y, como el más
importante, el apoyo a la narco-guerrilla.
Pedirá, más
que una definición de “neutralidad” ‘a lo’ Chávez, una
declaración de rechazo a las FARC y acuerdos para combatirla
o al menos para asegurar que no utilizarán los territorios
vecinos ni como base de operaciones ni como aliviadero.
Haber logrado retrasar la discusión le dará otra ventaja a
Uribe, y es que llegará a la reunión con un “fait
accompli”: el acuerdo firmado-posiblemente este fin de
semana. Así cuando le pidan verlo, pedirá los que firmó
Venezuela con Rusia e Irán y Ecuador con China, y así
sucesivamente. Y como no habrá acuerdos de cooperación
contra las FARC ni los otros países revelarán los términos
de sus acuerdos militares extra-continentales, la reunión
fracasará, y con ella, de nuevo, la política exterior
bolivariana.
Está por
verse que harán los gobiernos democráticos del continente.
Muchos de ellos ignoraron la lucha de los colombianos contra
el narco-terrorismo, jugando al debilitamiento de ese
gobierno en sus aspiraciones internacionales. Tampoco los
colombianos fueron muy inteligentes pues, sabiendo la lucha
que deben librar en lo doméstico no trataron de solventar
los problemas de delimitación y fronterizos, terrestres y
marítimos que tienen con sus vecinos, creando un rechazo que
se incrustó más allá de las élites del poder.
Ahora el
clarín de los “albanos” llama a cerrar fuerzas contra Uribe-
o su sucesor-, pero en el fondo estos “vientos de guerra” no
son contra Colombia. Esta guerra, que es “total” según
Chávez, es para implantar el socialismo del siglo XXI y
acabar con la democracia y las libertades fundamentales en
la región. En Honduras mostraron sus garras. Ellos ya
comenzaron la guerra. Tristemente muchos gobiernos aún creen
que pueden sacar réditos de ella jugando a un oportunismo
que termina haciéndolos muy vulnerables y llevándonos hacia
a una catástrofe regional. ¿Habrá una respuesta seria y
oportuna de los gobiernos democráticos?. Eso esperamos.
alfredomichelena@gmail.com