Tener una fuente de agua cuando
la otras se han secado el pozo, da mucho poder sobre los
vecinos. Se puede regalar agua y parecer magnánimo. El
problema se presenta cuando el dueño del pozo comienza a
hacer exigencias que van más allá del pago y empieza a
comprometer la estabilidad del vecindario, y más cuando éste
es un “outsider” y su “ayuda” comienza a resquebrajar la
organización local.
Esto está ocurriendo entre los
miembros CARICOM, organización de países para la integración
de un mercado común en la región caribeña, especialmente
angloparlante.
Los bolivarianos, en su afán de
tejer una red internacional para proteger y expandir la
revolución, han afincado el gasto en los pequeños países
caribeños. No sólo han diseñado Petrocaribe que entregó a
sus miembros cerca de 250.000 b/d de petróleo el año
anterior, financiando el 50% de la factura petrolera- deuda
estimada de $ 3 millardos- sino la Alternativa Bolivariana
para las Américas (ALBA) que es un mecanismo de cooperación
político donde Venezuela es el único financista.
La masiva intervención en el
vecindario que fue recibida inicialmente con entusiasmo
ahora parece estar generando preocupaciones de diversas
índoles. No sólo es el tema de la creciente deuda petrolera
que comienza a afectar a algunos países, sino el ingreso de
varios miembros –tres y viene un cuarto- en la ALBA. Los
Primeros Ministros (PM) de Jamaica, Grenada y Trinidad han
mostrado preocupación, pues estos acuerdos que giran sobre
Venezuela pudieran estar entorpeciendo los procesos de
integración de su grupo regional. Por ejemplo, el PM Thomas
de Granada declaró que, estas incorporaciones, “no son una
señal positiva para nuestra gente”. El PM Manning de
Trinidad pidió examinar y “evaluar las implicaciones de que
nuestros miembros se integren al ALBA” y propuso negociar
como bloque. Más claramente se pronunció el ex primer
ministro guyanés Shridath Ramphal cuando llamó la atención
sobre la introducción de ideologías que no deberían ser
compartidas en la región.
La luz amarilla que se encendió
durante la actual reunión de CARICOM en Guyana, se tornó
roja para muchos por lo sucedido en Honduras, donde la
presión de Chávez sobre sus aliados y el uso del petróleo y
la cooperación como arma política no dejaron dudas sobre sus
intenciones. El efecto Chávez puede provocar la división del
Caribe y acabar con el CARICOM. Quizás ahora muchos abran
los ojos y vean el peligro de la expansión de la revolución
bolivariana.
alfredomichelena@gmail.com