Chávez y
su Socialismo del Siglo XXI están derrotados,
independientemente del resultado del referéndum del
domingo. El mismo se ha dedicado a cavar su tumba al
ponerse en el camino, no de la historia sino, de las
nuevas generaciones que reclaman acceder al poder y
liderar al país.
La
revolución bolivariana ha fracasado en conquistar las
Universidades, que antes eran un semillero para la
izquierda y la intelectualidad venezolana. Como no pudo
conquistar el corazón de los universitarios, aplicó su
estrategia de crear estructuras paralelas;
universidades bolivarianas que en menos años y con menos
dedicación otorgan títulos universitarios a médicos y
otros profesionales, si aceptan ser ideologizados. Pero
las mieles del poder y las facilidades de los zánganos
no han tentado a los jóvenes. Estos ha denunciado esta
estrategia de exclusión que divide al país dos, la que
él construye – a su imagen y semejanza- y la otra, la
escuálida, que hay que destruir. Por esto, les promete
"gas del bueno" y "cárcel", y cerca a sus
Universidades.
Pero,
estas estructura paralelas han fracasado como
productoras de los liderazgos que necesita, mientras
que las tradicionales Universidades se han convertido en
una cantera de liderazgos independientes, que no puede
contener. Cada año entran cientos de miles de jóvenes a
ellas, y salen decenas y decenas de nuevos líderes, que
ocuparán los asientos de comando de la industria, los
partidos y el Estado. Siempre caras nuevas, los líderes
de este año son diferentes de los del año pasado y así
año a año nuevos jóvenes líderes salen en busca de
nuevas posiciones y necesariamente tienen que
enfrentarlo, pues representa el atraso y el poder
absoluto.
Pero como
si esto no fuera poco, el "soliestrellado" está
cometiendo el mismo error que tuvo la "cuarta república"
de impedir la renovación de sus cuadros dirigentes
evitando la circulación de los liderazgos y ahogando a
la juventud que pudiera haber renovado el proceso. Al
declararse como indispensable y hacer a los demás
aceptar su liderazgo incontrovertible sine die,
en forma de la reelección indefinida, castra las
legítimas aspiraciones de sus jóvenes-si lo son de
corazón. Sufre del síndrome de Saturno y se sigue
comiendo a sus hijos lo que lo hará tan indispensable
que se hará muy vulnerable. Lo que hay que celebrar el
día de la juventud, es que ya los jóvenes aparecieron
para quedarse y que gracias a ellos la patria no se
perderá.