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¿Hasta dónde nos llevará?
por Alfredo Michelena
lunes, 28 enero 2008


Muy recientemente vemos que el comandante-presidente en una misma cadena nacional anuncia que ingiere pasta de coca y la recomienda, además de que quiere quitarle la etiqueta de terrorista a la FARC y al ELN y darles el estatus de beligerancia. Todo esto en el marco de un airado conflicto con Colombia.¿ Qué hay de tras de todo esto?.

Muchas teorías se han lanzado para explicar el aumento de la conflictividad con Colombia. Por una parte, se aduce que él está tratando de consolidar su proyecto continental y necesita debilitar a Uribe su Némesis regional, darle poder a sus aliados en Colombia, permitiendo, entre otras cosas el fortalecimiento de una FARC debilitada. En contra de esta teoría se encuentran los hechos que Uribe ha subido en las encuestas, que al menos parte de sus aliados en el Polo Patriótico no está de acuerdo con esta propuesta de Chávez y que al final la opinión pública internacional tampoco ha sido ganada para esta propuesta.

Otra línea de argumentaciones, se dirige a explicar este fenómeno, por las elecciones regionales venideras. Chávez que se entiende perdido en estas elecciones trata o de utilizar el anti-colombianismo para subir en las encuesta o de evitar las elecciones generando una situación de pre-conflicto, que pueda usarla para suspender las elecciones. Las encuestas que se conocen demuestran que, al menos por ahora, sus numeritos están cayendo a pesar de su retórica anti-colombiana y que la suspensión de las elecciones por una inminente guerra daría más presión a una hoya y trasladaría todo el poder real a militares en quienes no confía. Esto en el marco del desabastecimiento producido por el corte del suministro desde Colombia pondrían a Chávez y al chavismo en pésima posición si finalmente se dan las elecciones, cuando el amago de guerra termine.

Ninguna de esas teorías parece tener total sentido, por eso adelantamos, aunque bastante extremista, otra teoría: el comandante-presidente esté jugando a una invasión desde los Estados Unidos. Ya no se trata de los continuos insultos al presidente Bush, o las confiscaciones de empresas petroleras norteamericanas, se trata del tema de seguridad, que si preocupa a los gringos en especial si se une el terrorismo con el narcotráfico.

A la confesión pública presidencial del consumo de pasta de coca hay que agregar que Venezuela está “desertificada” por los gringos y acusada de no hacer suficientes esfuerzos para evitar que su territorio sea usado para el tráfico de drogas, a Europa y Norte América. A lo que la revolución bolivariana responde con otra polémica diplomática entre el gobierno de Venezuela y el de EE.UU. en el seno de la OEA, acusando a la DEA de espía, entre otras perlas. Lo cierto es que, para ellos que están empeñados en acabar con ese flagelo combatiéndolo en su zona de producción y transporte-plan “Colombia”-, la posibilidad de que Venezuela sea vía de escape de la droga, nos pone, en fragor de esa guerra, en una posición más de facilitador que de actor independiente comprometido contra el narco-tráfico.

Por otra parte, aunque se hubiera concretado el rearme sustantivo de la Fuerza Armada venezolana, con tecnología rusa, el ejercito convencional venezolano no está equipado para enfrentar al ejercito gringo, por esto el comandante-presidente está desarrollando, dentro del esquema de guerra asimétrica, una nueva organización del ejercito basada en una reserva, controlada directamente por él, “para cuando nos invada el imperio”. Esta militarización de la población y el armamentismo venezolano, no parecen ser un problema de seguridad para “ el imperio”, aunque si pudiera ser para la región.

En términos de terrorismo la revolución bolivariana ha permitido y alentado la penetración en la región de Irán, archi-enemigo de EE.UU., a quien considera país terrorista. Además, más allá de los rumores de que Venezuela podría estar siendo un espacio de protección a grupos terroristas islámicos y de otra índole, la propuesta de Chávez sobre las FARC y el FLN, más las continuas denuncias de campamentos guerrilleros en Venezuela aumenta la certeza de que ellos podrían estar operando libremente en Venezuela. Claro, que aún no se ha llegado al extremo de que su existencia sea formalmente aceptada, como sería el caso de recocérsele la beligerancia. Ni los EE.UU. parecen haber ligado estos hechos a su seguridad interna inmediata, a pesar del caso de los trinitarios acusados de planear volar el aeropuerto de Nueva York. Sin embargo este es un cuadro que debe haber prendido luces rojas en el Pentágono, especialmente pues consideran que son también terroristas los países que permiten y acogen al terrorismo. En este caso las guerrillas colombianas tiene la perversa virtud de juntar el terrorismo con el narco-tráfico.

Todo esto hermanado a la continua letanía de que “el imperio” va a invadir a Venezuela, ahora con el resonante agregado de que Colombia se ha unido a EE.UU. para preparar una invasión, nos lleva a pensar, aunque parezca descabellado, que Chávez como último recurso, pudiera estar jugando peligrosamente a la ruleta rusa al crear un cuadro que justifique y promueva tal acción. Sus continuas acciones de provocación van escalando como queriendo que se hagan ineludibles. ¿ Hasta donde quiere llegar?.

Esperemos que los dirigentes de esos países en sus cabales, estén manejando la situación con mucha prudencia y diplomacia evitando caer en las temerarias provocaciones del venezolano.

Posiblemente esta última sea sólo una estólida teoría, pero la pregunta sigue planteada: ¿Será Chávez capaz de llevarnos a la guerra para no perder el poder?.

alfredomichelena@gmail.com


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