El
anuncio de realizar un referendum para modificar la
constitución y permitir la reelección indefinida del
Presidente, ha desnudado al presidente Chávez, en su
ambición de perpetuarse en el poder.
Cuando Chávez se vio forzado a
aceptar un resultado adverso, reviró una y otra vez
anunciando su " por ahora" y expresando su rabia con la
famosa pieza de oratoria de las "cuatro M". Aunque la
derrota de la "Reforma Constitucional" era la derrota del
socialismo del SXXI, él insistió en que él volvería por sus
fueros para replantear otra "reforma socialista" tal y como
lo anunció esos días.
Craso error. No pasaron ni dos
meses cuando claramente develaba lo que ya muchos habían
aseverado, que su intensión lejos de reformar la
constitución para impulsar un modelo socialista-estatista-autoritario
era simplemente la de su reelección.
Pero, tal referéndum no es para
realizarse de inmediato, es para el 2010. Esta posposición
denota una profunda debilidad política. Por una parte, el
comandante-presidente sabe que su actual agotamiento
político lo llevaría a otra derrota, esta vez terminal, no
sólo por el rechazo sufrido el 2D, sino porque ni su imagen
ni su partido, ni siquiera su aparato gubernamental, le
asegura remontar el barranco en el que está hundido. Se
podrá pensar que la diferencia entre el SI y el NO apenas
alcanza el uno por ciento o que es más y llega al cuatro o
más, pero esto no repara ni su imagen, ni a su maquinaria
política o gubernamental.
Chávez sabe que está débil y se
prepara para recuperar su imagen, ahora como un presidente
que se ocupa de gobernar y no de una revolución que no
resuelve. En este mismo sentido se lanza a revivir a su
nonato partido y reorganiza su equipo con el fin de cambiar
su cara y darle organización a su propuesta.
El sabe, que en estas próximas
elecciones locales y regionales se jugará su futuro, y que
si la pierde, como muy acertadamente dijo: "vienen por mi".
No es sólo que la oposición gane espacios de poder, sino que
la reconstrucción de su imagen, la eficiencia de su gobierno
y la capacidad de su partido estarán comprometidos, más allá
de un simple revés político que evitaría que su permanencia
en el poder sea sólo "por ahora". La sombra del sol en su
espalda crecerá y no podrá taparlo con un dedo. Esto sería
el desnudo total, el deslave. El teme fallar, está inseguro.
Ya mostró su primera gran debilidad al evitar confrontarse
este año. Si la oposición entiende el momento y actúa más en
función del país que de los legítimos intereses partidarios,
se consolidará una mayoría gritará que "el rey va desnudo",
acabando con las ambiciones de quien quiso ser Rey, por
creerse insustituible.
alfredomichelena@gmail.com