El
asunto del ataque de Colombia a guerrilleros de la FARC en
territorio Ecuatoriano, la insensata respuesta del gobierno
bolivariano y la ronda de abrazos en República Dominicana no
son los elementos de una historia que ha finalizado. Muy por
el contrario, esto pareciera ser el comienzo de otro
capitulo en el proceso de perdida del sentido de realidad,
que esta llevando al rápido y progresivo deterioro del poder
que sustenta al comandante-presidente.
El empeño de reducir la política
internacional de Venezuela al enfrentamiento con el
“imperio”, en una suerte de repetición de la lucha de David
y Goliat que da prestigio internacional al pequeño vencedor
con su rugido de ratón, tiene que enfrentar directamente la
revolución bolivariana con el gobierno colombiano de Uribe,
considerado “títere del imperio”. En esta lógica maniquea,
las FARC como enemigas de mi enemigo, pasan a ser aliadas.
Si a esto le añado que ellas son apreciadas por su “heroica
e histórica lucha revolucionaria” y no como terroristas y
narcotraficantes, no hay duda que ellas pasan a ser más que
alidadas, amigas.
Dentro de esta perspectiva hay
que ver la actuación de Chávez. Por esto los amigables
apretones de manos, no parecieran más que movimientos
tácticos del bolivariano en dominicana.
Chávez ha sido muy bueno en
convertir sus derrotas en éxitos, por lo que no es de
extrañar que ahora vengan un conjunto de acciones amigables
con Colombia. No hay dudas que el conflicto fue, de nuevo,
mal calculado pues recibió un rechazo casi unánime en
Venezuela y en el exterior. Ni Cuba ni Bolivia, sus altos
panas, se alinearon y sólo hubo apoyo de Nicaragua. Alguien
le advirtió que esa vorágine se lo podría comer y ese
alguien, como apuntó Edgar Otálvora en su Informe, fue
Fidel. Todo esto quizás es esperable y entendible.
Lo que realmente inquieta y es
grave es que Chávez haya reculado para evitar una acusación
ante la Corte Penal Internacional. Pues, sería nefasto para
un país que otro tuviera información sobre su presidente,
que lo hiciera cambiar sus políticas y perspectivas por
medio de la intimidación judicial. Por esta razón, la
acusación sobre el financiamiento de Chávez a la FARC por
US$ 300 millones o el de la FARC al golpista preso, deben
ser aclaradas. Pues, una cosa es ser esclavo de lo que uno
dice y otra muy diferente, es ser esclavo de lo que otro
sabe que uno ha hecho.
alfredomichelena@gmail.com