Aunque muchos creen que la
revolución bolivariana intenta instalar una dictadura en la
región, se debe reconocer que hay diferencias entre las
tradicionales dictaduras, como la de Pérez Jiménez, Fidel y
Pinochet, y la chavista.
Cuando el marxista italiano
Antonio Gramsci habló de hegemonía de clases, se separó del
marxismo tradicional que utilizaba el concepto de dominación
o dictadura de clases. Con Gramsci la coexistencia e incluso
una cierta "autonomía" de clases era posible y sobre ella se
podía construir la política de la liberación de las clases
oprimidas. Así nace el concepto de hegemonía.
Este concepto en el vocabulario
bolivariano se ha trastocado al ser utilizado desde el
poder. Hegemonía es el control del Estado revolucionario no
de la totalidad de la sociedad sino de los puntos claves – o
estratégicos- que por su centralidad ejerzan
"indirectamente" control sobre el resto.
Esto se logra a través de leyes
-el Gacetazo- y con el control directo de medios de
producción y consumo- estatizaciones- que determinan la
orientación de cada uno de los sectores económicos (
sociales, culturales u otros)
Es por esto que el Estado
bolivariano tiene que hegemonizar, o en otras palabras
poseer y/o controlar la parte que considere fundamental de
los medios de comunicación, o del sector construcción (la
producción del cemento y el hierro), o de las comunicaciones
( CANTV), o del sistema bancario (Banco de Venezuela), o de
la distribución de alimentos (Mercal o quizás el grupo
Polar). Desde estas empresas estatales o socialistas, se
impondrán precios y estilos, mientras que desde el Estado
impondrá reglas y verá que se cumplan, es decir, pone las
reglas del juego, es referí y juega. ¿Quién ganará el juego?
Esta revolución no trata de- o
no puede- jugar a la "muerte súbita" del antiguo régimen,
sería muy catastrófico. Se trata de ahogarlo progresivamente
o como en el caso del sapo, ir calentando el agua poco a
poco hasta que se cocine.
Este "totalitarismo hegemónico",
tiende hacia a la "dictadura totalitaria", pero es
diferente. Pues, entre otras cosas, algunos podrán seguir
viviendo "a lo" capitalista, viajar y comer en los mejores
sitios, e incluso ahorrar- en dólares-, pues podrán tener
negocios y ganar muy buena plata. Pero estos espacios se
irán reduciendo, aunque posiblemente parte de ellos puedan
mantenerse a un nivel "hegemonizado" que permita dar al
menos una ilusión de democracia, libertades y de mercado. De
nuevo perdonen la "filosofía".
alfredomichelena@gmail.com